La música estuvo siempre presente en su vida, creía que iba a ser violinista, pero cuando descubrió que el canto estaba ligado a la interpretación y a la expresión corporal decidió que ese sería su destino, prestar su voz a los personajes líricos. Elisabete Matos es portuguesa y soprano; el sábado interpretará el papel de Abigail, en el concierto basado en el ópera de Verdi Nabucco. Las entradas para verla junto al legendario barítono italiano Leo Nucci están agotadas desde hace varias semanas

-¿Cómo es su papel?

-Es de los papeles más difíciles que yo me he encontrado a lo largo de toda mi carrera, incluso casi me atrevo a decir que es más difícil que cantar Turandot. Es difícil porque, además del carácter que tiene que tener siempre esta mujer, es un personaje que sufre la dicotomía de querer ser la hija predilecta del rey y de descubrir que no es la heredera. Tiene que tener una parte dócil, pero también dramatismo. La partitura tiene mucha coloratura, muchos saltos, hay notas muy agudas y se pasa a notas muy graves. Es un papel tremendo.

-Dicen que este papel quebró la carrera de algunas cantantes por haberlo interpretado sin estar preparadas.

-Si uno interpreta este papel o Turandot o a Lady Macbeth sin estar artísticamente y técnicamente resuelto es un caballo de batalla. Son papeles tan difíciles que, si uno no sabe resolverlos... Una nota siempre puede fallar y puedes tener una noche mejor que otra, pero uno siempre tiene que tener la seguridad de que un gran porcentaje de la ópera lo tiene controlado para poder salir al escenario y para no caer en la tentación de dar más de lo que su voz puede dar. Es por eso por lo que es necesario que tengas voz para cantar este personaje, para que no tengas que forzar tu máquina. Aun teniendo la voz para cantarla, Abigail no es un personaje para andar cantando todos los días. En mi higiene vocal hay ciertos roles, como Abigail, Lady Macbeth y Turandot que me gusta alternar con otros más líricos para no estar forzando la máquina.

-¿Ha cantado más veces en A Coruña o es su estreno?

-Sí, estuve en el Festival Mozart, en un recital de canción rusa y también hace dos años, que hice un concierto de Verdi y Wagner en el Palacio del Ópera, del que guardo muy grato recuerdo.

-La función de Nabucco no va a ser representada, ¿cuesta más meterse en el papel siendo así?

-Evidentemente la ópera se ha hecho para ser representada en el escenario, con un vestuario y una escenografía, pero también es importante abordar estos papeles en formato más sinfónico. Lo que sí intentamos es mantener el dramatismo de la obra no utilizando partitura, entrando y saliendo del escenario como si estuviésemos representando la ópera, aunque con las limitaciones del concierto.

-¿Se nota la crisis en el mundo de la ópera o es un campo de la cultura ajeno a la recesión?

-Lo que estamos viviendo a todos los niveles y en todos los países, aunque más en el sur de Europa, está dando sus malos frutos en España, Portugal e Italia. Irán más países detrás de nosotros. Es necesario, en lugar de recortar conciertos, replantear la profesión y encontrar soluciones, porque dentro de la crisis estoy convencida de que hay muchas maneras de hacer música y de hacer arte. Quizá hay que entrar en la contención del gasto, así como un padre de familia al que le recortan el sueldo y tiene que sacar a sus hijos adelante recurre al ingenio y a la creatividad, pues la ópera, igual. Podemos hacer música pero intentar, por todos los medios, ahorrar, porque lo más triste es un ser humano sin arte y sin cultura.

-¿Cuándo supo que quería ser cantante de ópera?

-Desde pequeñita ya apuntaba maneras, me gustaba cantar e interpretar personajes, pero mi formación clásica viene del violín, porque fui violinista antes que cantante. Vengo de una familia de músicos aficionados, que pertenecían a una banda, así que la música siempre ha estado presente en mi vida, desde mi infancia. He tenido la oportunidad de formarme en un conservatorio y, desde siempre, he sabido que la música era a lo que yo me quería dedicar. Al principio pensé que tiraría por el violín, pero luego se sumaron el canto y el arte dramático y la ópera. Vi que las dos cosas no las podría hacer bien, así que decidí que sería cantante.