"A través del arte podemos recordar y guardar la última materia que nos ha dejado nuestro ser más querido: sus cenizas". La artista Julia Ares resume de esta forma el resultado de su proyecto Vitrificatum, que permite realizar objetos en vidrio incorporando las cenizas de la incineración de seres vivos. Hace apenas una semana que logró una patente industrial que certifica la originalidad de su técnica.

La idea surgió después de que la artista conociera a una joven que llevaba colgado al cuello un tubo de vidrio con las cenizas de su novio y se preguntó si no sería posible crear una "reliquia" o un colgante con ellas dentro para llevar al ser querido siempre con uno. Poder hacer realidad este trabajo supuso más de un año de investigación porque aunque sabía que era posible integrar las cenizas en el vidrio necesitaba comprobarlo y no tenía cómo conseguirlas hasta que un amigo se ofreció a cederle las de un familiar y pudo usarlas en las quince obras que ha creado como muestra.

Ares emplea en este proyecto una técnica "respetuosa" con los restos porque no necesita tocarlos ni manipularlos en ninguna fase del proceso. Las piezas de vidrio -explica- se introducen en el horno a una temperatura de 830 grados y las cenizas entre 850 y 900 grados según cada caso, de forma que se sometan a unos 50 grados menos que a los que fueron sometidos durante la incineración para que no sufran ninguna modificación durante este proceso.

Aunque en el mercado ya existen objetos distintos a "la típica urna" para guardarlas alerta del riesgo de que al romperse se pierda porque se trata de un polvo muy fino. Con su propuesta en ese caso sería posible recuperarlas y reconstruir la pieza. Las posibilidades que ofrece la técnica son variadas y las cenizas pueden formar parte "del fondo, la superficie o de la propia figura representada". La elección depende de las preferencias del cliente así como la decisión de si se ven o se ocultan. En uno de sus ejemplos muestra un tríptico que simboliza "el bosque de la vida" y la "trilogía" de nacer, vivir y morir. Y en este bosque las cenizas forman parte de los árboles representados.

También se ofrece la posibilidad de usar todos los restos resultado de la incineración o solo parte. En una de las urnas de vidrio que ha creado se han usado todas las cenizas y están presentes tanto dentro como fuera de la escultura. Pero no en todas las obras se necesitan todas e incluso plantea la alternativa de crear más de una copia de un mismo objeto para que varios miembros de la familia o de sus allegados puedan tener un recuerdo de su ser querido fallecido y mantener así "un vínculo con lo último que queda de él". Entre las muestras que presenta con esta técnica destacan retratos del fallecido, representaciones de paisajes que pueden evocar algún lugar que le gustaba, siluetas?

Quienes entregan las cenizas también pueden participar en la obra como en una de sus esculturas en las que se plasman las manos de los familiares "como si abrazaran lo último que conservan" de la persona que han perdido. Julia Ares se ofrece además a aplicar este método con las cenizas de animales para aquellos que quieran tener un recuerdo de la mascota que les hizo compañía.