El teatro Colón tomará un viaje musical en el tiempo el domingo, 2 de junio, a las 19.00 horas. Lo hará con una diva, la que interpreta la célebre María Luisa Merlo en la obra Villa Puccini. Desde la Torre do Lago, en Italia, una cantante de ópera recuerda su pasado con una historia que "atrapa y conmueve al público", presume Merlo. La soprano Emilia Onrubia intercala estos flashbacks con su poderosa voz, interpretando piezas como Ruda, Musseta o Madama Butterfly.

-¿Villa Puccini es un homenaje a la música del compositor italiano o a las actrices en su ocaso?

-Es un regalo para mí como actriz y también para el público. Es la historia sobre una artista de la categoría de Maria Callas, una figura internacional que va contando su vida, porque es su última actuación. Emilia Orrubia es una soprano que pone los pelos de punta, a mí y al público, que le da unas ovaciones enormes. Todo está acompañado por un piano de cola espléndido que toca José Madrid, un hombre que ha hecho conciertos por todo el mundo. Yo hablo cinco minutos recordando mi vida, con mucha gracia hasta en el drama, y luego sale ella a cantar. La reacción del público es levantarse con "bravos", algo que no había visto nunca en mi vida.

-Y que le hará sentir la misma emoción que tenía hace cincuenta años, cuando comenzó su carrera.

-Es impresionante, este espectáculo les toca el alma y los actores lo notamos. Con esta función vivimos algo increíble.

-¿La anima a seguir con nuevos proyectos?

-Por supuesto, si yo estoy estupenda de salud y de cabeza. Este año me ha traído tristezas, pérdidas tremendas de gente a la que quería mucho. Pero me recupero de todo porque soy fuertísima.

-A lo que hay que añadir los malos tiempos para la cultura en general y el teatro en particular.

-Es todo el país. Estoy anonadada. Creo que esto no lo mueven los políticos, sino los grandes capitales. Esto se nos ha ido de las manos. Ya ni pongo las noticias porque me pongo de mal humor, me deprimo. Yo, que nací en la posguerra, estoy viviendo el peor momento de nuestra vida.

-¿Incluso peor que durante el franquismo?

-Mucho peor, había que ver cómo estaban los teatros de abarrotados en los cincuenta. Claro que no gustaba la situación que había, lógicamente. Es que hoy en día, con el 21% (de IVA) no podemos. Y no quiero hablar solo de nosotros, pero es que el país entero está en una situación espantosa.

-¿Cree que hay margen para la esperanza?

-Cuando a ellos les dé la gana lo van a arreglar en cinco minutos. Lo que hay ahora, por lo menos, es una revolución de cabreo con razón. Mi miedo es que venga un salvador, tipo Hitler, Franco o Mussolini. Es lo que más miedo me da de todo lo que estamos viviendo, pero hay que pensar en que no. Llegará un momento en el que todos esos señores que gobiernan el mundo digan basta. Las mayorías absolutas son muy graves, no hablo de ningún partido porque ya no quiero mezclarme con nadie, pero siempre acaban convirtiéndose en alguna cosa horrible. Ojalá la gente votase toda en blanco por error, como en aquel libro de Saramago en el que todos se quedaban ciegos -Ensayo sobre la ceguera- (se ríe). La esperanza es lo último que se pierde.