La actriz Alicia Hermida actuó en la plaza de María Pita en 1981 con la compañía La Barraca, heredera del grupo itinerante de García Lorca. La madrileña lleva toda su vida dedicada a la actuación, además de llevar una actitud política comprometida. Sin embargo, prefiere hablar sobre la obra que protagoniza a las 19.00 horas en el teatro Colón, El arte de la entrevista.

-El autor de la obra, Juan Mayorga, dice que una entrevista es un puñal. ¿Tan peligrosa es?

-Pues sí (sonríe). En la entrevista salen muchas cosas sobre los personajes, y la historia la cuenta cada uno como la ha vivido. Cuando pasa el tiempo, uno vive las cosas desde otra perspectiva. En la obra, la entrevista sirve para enfrentar a las personas, que manifiestan la verdad de cada uno.

-¿Los personajes son capaces de transmitir sus sentimientos más profundos?

-Son tres generaciones: abuela, hija y nieta. Cada una ha vivido su historia a su manera, pero al recordarlas varían. También es muy importante quien recibe el mensaje, el público es partícipe en la obra

-¿Diría que es un drama?

-Es una obra que tiene un poco de todo. Hay momentos de tensión, ternura y humor. Termina con una sonrisa y con esperanza.

-¿Se siente como una profesora ante el resto del elenco?

-No, para nada. Yo he hecho este trabajo durante mucho tiempo, en cursos, en la serie Cuéntame o con La Barraca. Pero en este momento no porque no es mi trabajo, todos procuramos ayudarnos porque este trabajo es como una orquesta. No hay trabajos individuales, siempre hay que actuar como un conjunto.

-¿Aún mantiene su labor docente con La Barraca?

-Sí, en La Barraca todavía mantenemos el taller de entrenamiento para actores. La docencia forma parte de mi trabajo.

-¿Cómo ve la irrupción de la joven Elena Rivera en el teatro?

-Me dio mucha alegría saber que estaba porque es una niña encantadora y una gran actriz. Tenemos un reparto corto, pero bien avenido. Estamos tratando de dar cada uno lo mejor que tenemos, pero sin individualismos. A veces el ego es lo que daña esta profesión.