La historia ficticia de un sacristán de Elviña convertido en improvisado cronista sirve a José Domingo Vales para derribar mitos en torno a la histórica batalla de 1809. A través de un falso manuscrito, se apoya en numerosos textos y reseñas en torno al episodio bélico, mostrando las crueldades de ambos bandos y resaltando el importante papel de coruñeses y gallegos. A las ocho de la tarde presentará El manuscrito apócrifo de Elviña en la Biblioteca Salesianos.

-¿Qué visión de la batalla ofrece en este libro?

-Lo que sufrió la gente que vivió allí. Nadie se paró a pensar lo que causó la llegada de los ingleses y la invasión francesa. Relaciono la historia del sacristán de la iglesia con la de una señora que falleció tras el impacto de unas piedras procedentes de la explosión del polvorín de Peñasquedo que mandó destruir el general sir John Moore. Todo lo que sucede ahí son lo que hoy se llaman daños colaterales.

-¿Falta memoria histórica en la Batalla de Elviña?

-Es uno de los objetivos del libro. Me apena que en A Coruña se homenajee cada año a los franceses e ingleses sin recordar a los paisanos coruñeses y de Oza, a donde pertenecía Elviña entonces. Parto de la base de que los homenajes son correctos, pero no podemos olvidar que la historia se compone de muchas partes y, nosotros, estamos olvidando la nuestra. Siempre hay un ganador y un perdedor. Tanto ingleses como franceses dan por ganada esta batalla, por lo que los únicos perdedores fueron los gallegos. En la historia de España, es el único caso en el que combaten dos naciones rivales sin que el ejército español aparezca en escena.

-El sacerdote de su libro dice de sir John Moore que "pagó con la vida sus errores y su soberbia".

-En el libro desmitifico a sir John Moore. Como militar comprendo sus actitudes, pero no puedo condicionarlas al esfuerzo que hace a los gallegos. Le protegieron para embarcar, les dieron de comer, facilitaron munición y armas. Pero no se muestran agradecidos. Si Moore hubiese hecho caso al marqués de la Romana, la Batalla de Elviña no se hubiese celebrado, porque él le recomendaba retirarse por otro lado. La retirada de Moore no fue tal, fue una huida desesperada.

-¿Qué destrozos causó Moore durante esta huida?

-Dejó una estela muy desagradable tras él, como destruir los puentes que dejaba a su paso para interrumpir el avance francés. Incluso intentó quemar la ciudad de Betanzos, menos mal que lograron convencerlo y lo único que hizo fue destrozar un puente y el arco de otro. Igual que en O Burgo. Al llegar y ver que todavía no estaban los barcos en la bahía, tuvo que situarse en posición defensiva para protegerse en el propio embarque. Hay cosas desagradables, como que el último que sale de la ciudad se lleve las llaves de la muralla, que aún hoy están en Inglaterra. Los ingleses van desolando todo desde que entran a España por Salamanca. No solo fueron los franceses, los ingleses tampoco se comportaron.

-¿El ejército inglés lograría embarcar sin la ayuda coruñesa?

-Imposible. Llegaron a la ciudad ansiosos por embarcar. Hay un libro de un alférez inglés que describe la ilusión que tenían cada vez que llegaban a una cota elevada para ver si estaban los barcos.