Con mucho que compartir y poder transmitir, las cinco principales editoras de A Coruña y su área metropolitana decidieron llevar su cooperación a un grado mayor, constituyendo la Asociación de Editores Coruñeses. El fundador y director de Trifolium, Xan Arias, será el presidente de esta plataforma de carácter asambleario.

-¿Qué les lleva a crear la Asociación de Editores Coruñeses?

-Hay dos motivos principales. Uno es mercantil, no solo por la crisis económica, sino por la visión que se tiene de la cultura desde ciertos estamentos políticos. Cada uno estábamos por nuestro lado, y pensamos en qué posibilidades había uniendo esfuerzos. El otro motivo es el cultural. A Coruña siempre fue un referente en la industria editorial gallega, pero últimamente vimos cómo se trasladaba a otros puntos de Galicia. Unirnos nos llevó a pensar que A Coruña volvería a situarse en el mapa de la edición. Modestamente, queremos ser continuadores del legado de Nós o Lar.

-¿Cómo se traduce esta fusión en la práctica?

-Cada uno mantendrá su propio sello, pero sí llevaremos actividades en conjunto. Queremos introducirnos en los institutos, dotando a las bibliotecas de nuestro catálogo conjunto, que suma más de 2.000 títulos. A cambio, celebraremos una serie de charlas y actividades con los alumnos. También estamos cerrando la celebración de una jornada especial para el Día de la Edición conjuntamente. Esto no significa que editemos juntos, cada uno seguirá manteniendo su propio sello.

-¿A qué achacan el cierre de librerías como Nós o Couceiro?

-Forma parte de la crisis del sector del libro, aunque más bien es consecuencia de una estrategia de los poderes, que consideran la cultura como un mero entretenimiento. Eso se plasma en que la administración central dedique cero euros a las bibliotecas para adquirir libros. Las librerías son un factor fundamental en la infraestructura del libro, y se ven muy afectadas por este tipo de decisiones.

-¿Cree que existe una maniobra de analfabetización contra la sociedad?

-Parto de la base, y lo tengo asumido desde que me dedico a la edición, de que el libro se lleva muy mal con el poder. La cultura es peligrosa, una sociedad concienciada no es fácilmente manejable. Esa estrategia de colocar a la cultura como ocio repercute en el desinterés de la sociedad en general.

-¿Los editores deben compatibilizar el soporte físico con el digital u optar por uno de ellos?

-Los dos son compatibles, naturalmente. Ha habido una gran propaganda a favor del libro digital, con intereses económicos de por medio. Eso no se traduce en facturación, ya que no llega ni al 5%. En Estados Unidos, el digital está en retroceso. Después de haber cerrado casi todas las librerías, ahora vuelven a resurgir. Eso no quiere decir que seamos enemigos de lo digital, todo lo contrario, es una herramienta maravillosa. La transición de Gutenberg a Google no me preocupa, es lógica.

-Aunque el libro digital resulta más barato que el físico.

-El problema fundamental del digital es el IVA. Pero en el mundo editorial estamos en alerta porque vemos un retroceso en lo digital, y estamos a la expectativa.

-¿Con qué formato se queda el público joven e infantil?

-En la asociación hay tres editoriales que publican libro juvenil e infantil ilustrado. Este público sostiene a muchas editoriales, y las ventas son muy importantes. Son los lectores del futuro. Es una contradicción ver que los jóvenes están hechos a lo digital mientras consumen libros ilustrados.

-El Viñetas do Atlántico es un referente de la ciudad en ese sentido. ¿Se plantean organizar actividades similares?

-El salón del cómic es una idea maravillosa. Son las actividades que redundan en crear un público lector. Por el momento, uno de nuestros proyectos es crear un certamen literario entre institutos.