El ruso Dima Slobodeniouk se subirá esta noche, por primera vez, al escenario de la plaza de María Pita (21.30 horas) como director de la Orquesta Sinfónica de Galicia. Serán dos recitales -repetirá mañana- en los que la formación ofrecerá piezas que su director sitúa en el "top ten" de la música clásica, melodías que "gusten a todos", incluidas tres de West Side Story. El maestro ruso, que sustituyó a Víctor Pablo Pérez, estará al mando de la orquesta hasta el año 2016.

-¿En qué se diferencian los conciertos de hoy y mañana en la plaza de María Pita de los del resto de la temporada?

-Estos conciertos son una hora entera tocando sin parar. Los conciertos que se realizan durante la temporada con muy diferentes, son otros tiempos; hay descansos y las composiciones que se tocan son de duraciones mayores. Hay que saber adaptarse porque, obviamente, no van dirigidos al mismo público, por lo que tiene que ser mucho más dinámico. En este tipo de conciertos, más populares, me centro más en el top ten de música clásica. Si existiese este top ten, sería lo más adecuado para este tipo de espectáculos, con clásicos y música que le guste a todos, mayores y pequeños. Bloques más pequeños con piezas fácilmente reconocibles. Incluso aquellas piezas que no lo son tanto, por ejemplo, alguna de Beethoven, son muy alegres, por lo que forman un conjunto perfecto que a la gente le encanta. Todo el público que vaya a vernos podrá disfrutar de una hora de música apasionante. En el programa del concierto de María Pita, va a haber tres piezas del musical West Side Story que van a hacer levantarse al público en cuanto suene la primera nota.

-¿Alguna vez ha tenido una experiencia tan popular como estos conciertos en María Pita?

-Sí, en varias ocasiones estuve tocando en Finlandia al aire libre, un tipo de concierto parecido al de este fin de semana. Es una satisfacción ver cómo todo tipo de público se acerca a disfrutar de la música clásica. Es una gran oportunidad.

-¿Cómo ha sido la acogida por parte del público coruñés?

-Creo que ha sido uno de los mejores públicos con los que he tenido la suerte de trabajar. Una gente muy agradable que me ha hecho tener muy buenas sensaciones encima del escenario.

-¿Qué expectativas tiene para esta nueva temporada?

-Seguir creciendo y trabajando duro. Primero el concierto de este fin de semana, que me hace verdadera ilusión por lo que significa para la ciudad esta orquesta. Las expectativas están muy altas para el comienzo de la temporada. Uno de los objetivos es dar a conocer a la Sinfónica fuera de España. Permanecer en una buena orquesta en muy importante, tienes muchas más oportunidades aunque eso implique tener más responsabilidad.

-¿Qué novedades va a introducir en la nueva programación de la Sinfónica?

-En cada temporada intento que haya algo diferente y novedoso. La temporada pasada fue una toma de contacto, probé un poco de todo para ver cuál era la respuesta por parte del público y de los músicos. Era fundamental que ellos me conociesen y que yo pudiese conocerlos a ellos. En esta nueva temporada, he intentado crear diferentes bloques, todos conectados entre sí. Música del siglo veinte mezclada con música gallega, compositores como Beethoven con sinfonías más modernas. Pequeños ladrillos que, al juntarlos, forman un resultado espectacular. No me gusta encasillarme, ni ponerles nombres a los programas, me gusta mezclar diferentes estilos y épocas.

-¿Qué criterios sigue para la selección de los temas de cada temporada?

-Que te hagan sentir, es lo más importante y que salgan de dentro. A la hora de escoger los temas que forman la programación hay que pensar siempre en el público, que les guste a la gente y les haga disfrutar. Siempre busco que haya composiciones de diferentes estilos y que estén conectados entre sí. Suelo escoger obras que despierten sentimientos en el público.

-¿Conocía el trabajo de la Orquesta Sinfónica de Galicia antes de convertirse en su director?

-Sí, había escuchado hablar de ella anteriormente. Es muy conocida por muchos músicos con los que he trabajado, pero nunca había tenido la oportunidad de escucharla hasta que colaboré con ellos.

-¿Qué hizo que decidiese quedarse en A Coruña durante tres años?

-Seguí mi instinto. Me hizo sentir bien desde el primer momento, por la conexión que sentí. Las cosas funcionaron desde que pisé esta ciudad. No sé cómo explicarlo, es algo que hay que sentir. No suele pasar, tiene que existir una relación humana, y aquí se estableció al momento. Creo que los resultados hablan por sí solos. A veces pasa, otras veces funciona regular y, en la mayoría, nunca llega a crearse ese vínculo, pero esto fue un flechazo. Cuando dices algo y el equipo te entiende a la perfección, se crea ese vínculo, que es fundamental para poder trabajar. Luego me lo pidieron y acepté siguiendo mi instinto. Me siento realmente afortunado porque es raro que las cosas funcionen tan bien.

-¿Cuáles cree que fueron las razones que hicieron que fuese el elegido?

-Eso habría que preguntárselo a ellos. Supongo que les gustó lo que hice cuando estuve aquí compartiendo escenario con ellos. A los músicos les gusté mucho, pero siempre tiene que ser algo recíproco, por parte de los músicos y del director. Llegué con muchas ganas de trabajar duro porque creo que esta orquesta merece mayor atención de la que tiene.

-Después de la trayectoria de Víctor Pablo Pérez, ¿cómo afronta la dirección de la orquesta?

-Trabajaré siempre siendo fiel a mi estilo. No creo que sea responsabilidad, los dos tenemos el mismo objetivo: llevar a la orquesta lo más alto posible y que traspase fronteras. Trabajo duro para que todo salga lo mejor posible. Está claro que es un referente para la Sinfónica, pero cada uno tiene que hacer su trabajo siempre lo mejor posible.