El dibujante coruñés Pablo Gallo estrena el año con una "sesión psicográfica" el viernes, 2 de enero, en La Casa de las Naufraguitas (el antiguo Garufa, en la Ciudad Vieja). A su lado estará el músico Iago Alvite, que será el encargado de ponerle banda sonora a los dibujos que él hace frente al público, pero sin verlo, enfrentándose a ciegas al folio en blanco. La sesión comenzará a las once de la noche y rendirá homenaje al escritor Ramón María del Valle-Inclán, en el mes en el que se cumplen 78 años de su muerte.

-¿Qué es una "sesión psicográfica" y qué se encontrará el público cuando vaya a verla el próximo viernes?

-Nos gusta decir que es un ritual pagano. Yo dibujo a ciegas, con una máscara con la que no veo absolutamente nada y, detrás de mí, en una pantalla, se proyecta lo que voy haciendo en el folio, para que el público lo pueda ver bien.

-Y el músico Iago Alvite, ¿cómo le acompaña?

-Toca diferentes aparatos, no es música melódica, lo que intenta es crear una atmósfera sonora para el espectáculo. Le llamamos música espectral. Normalmente, en los grupos en los que participa, toca el bajo o el contrabajo, pero en las sesiones psicográficas toca todo tipo cosas.

-¿Cómo nace este proyecto de dibujar sin ver el papel que tiene delante?

-Yo empecé a dibujar a ciegas a los 20 años, lo hacía como un juego y como un experimento. Es algo que he hecho desde entonces, pero de manera intermitente. Desde hace un tiempo pensaba en hacer algo en directo, delante del público y, al final, uní las dos ideas y salieron las sesiones psicográficas y, después, Iago Alvite se ofreció a ponerle música.

-¿Y qué sale en el folio?, porque usted no ve nada tras la máscara. ¿Es arte abstracto o se puede descifrar qué es lo que quería representar?

-Es arte figurativo, se pueden ver rostros y cuerpos con bastante claridad. Parece increíble, pero, a fuerza de practicar, coges mano para dibujar a ciegas, como siempre dibujo en un folio, mentalmente tengo ya las medidas y el espacio controlado, entonces es más fácil. Es cierto que las ilustraciones tienden al primitivismo, al art brut, que se llama, pero se ven las imágenes con claridad.

-Es poco habitual ver trabajar en directo a un ilustrador, normalmente están solos, encerrados en sus estudios, con sus ordenadores o sus lápices, sin contacto con el público.

-Sí, a la gente le sorprende mucho ver cómo dibujo delante de ellos y detrás de una máscara, sin ver nada de nada. Este proyecto nace también de las épocas de hartazgo de estar solo. Yo no trabajo tanto como otros dibujantes con ordenador, me paso mucho tiempo pintando en lienzo o sobre papel, siempre solo y, llega un momento, en el que te aburres. En uno de esos momentos de hartazgo, empecé a pensar en hacer algo para escapar de ese tedio. Y dibujando a ciegas me siento muy a gusto, porque dibujar es una de las cosas que hago con más seguridad en mi vida. Es curioso, pero cuando me pongo la máscara me olvido del público y se puede decir que entro en una especie de trance, en el que solo me concentro en dibujar. No pienso en que me están mirando, solo en seguir dibujando.