En junio del año pasado, 28 amantes del teatro dirigidos por Víctor Díaz Barús se subieron al escenario del Ágora, para muchos el primero que pisaban como actores. Frente a ellos un patio de butacas repleto, que al día siguiente repitió el mismo aspecto para goce de los artistas. Se habían bautizado en la dramaturgia. Este viernes volverán a interpretar Misericordia, de Benito Pérez Galdós, en el mismo auditorio y con la misma ilusión, pero con más de medio año de experiencia a sus espaldas.

El director del grupo de teatro aficionado del Ágora apunta que mucha gente se había quedado sin ver la función, por lo que decidieron interpretar la obra de Galdós de nuevo. "Seguro que habrá otro lleno", vaticina Díaz Barús mientras hace una pausa en los ensayos. Estos días también prepara a los actores del presente curso, que estrenarán en junio Yerma, de Federico García Lorca. Aunque trabaja con otro grupo, el dramaturgo advierte que no dejó de ensayar con los participantes de Misericordia "para no perder el hilo". Y es que el director espera llevar la obra a otros certámenes. Por ahora, ultima la puesta en escena de una función que siempre le interesó.

"Le tenía muchas ganas, se hizo pocas veces porque es difícil de interpretar", dice sobre la pieza, que estima que solo se interpretó "unas cinco o seis veces en España". Díaz sostiene que se trata de un texto lleno de actualidad, centrado en el drama que sufre su protagonista, la criada y mendiga Benina. A pesar de la crudeza de la obra, el director señala que se trata de una tragicomedia porque "hay varias escenas que hacen reír", restando la alta carga de dramatismo que reflejan los vaivenes de la vida de Benina.

El estreno de Misericordia supuso la cuarta pieza interpretada por los grupos de actores aficionados elegidos cada año en el Ágora. Las formaciones del director interpretaron obras de Antonio Buero Vallejo, Valle Inclán, Lola González y el propio Víctor Díaz Barús.