El ser humano se siente solo. Es un concepto tratado por la filosofía desde el vagabundo Diógenes hasta el existencialista Kierkegaard. El coruñés Edu Albo recoge el concepto con sus pinturas, sentenciando que el hombre "se sentirá solo por mucho que se relacione con los que tiene a su alrededor". Y aún así, el artista se rodea de gente en Atlántica Centro de Arte los viernes y sábados para compartir su proceso creativo, invadiendo el espacio de la galería con sus herramientas.

El pasado viernes inició un cuadro que espera rematar el sábado 31, al tiempo que ofrecerá un taller didáctico en el que participaran más de veinte niños de entre cinco y seis años. Hoy al mediodía seguirá pintando a partir de las 12.00 horas, acompañado por aquellos que deseen ver cómo se realiza una pintura y también disfrutar de la música que pone banda sonora a cada creación de Albo. Al tiempo que trabaja entre pinceles y colores, el artista pincha las canciones que utiliza habitualmente, entre las que suelen aparecer grupos como Radiohead. Aunque no es lo único que le sorprende a la gente cuando está pintando, reconoce.

Mientras contempla su cuadro, Albo se toma un aparente descanso para charlar con los asistentes, una actitud que les desconcierta. "No me disperso por hablar con ellos", apunta, retomando sus utensilios para reanudar el trabajo. Pero el pintor argumenta que "lo que más les asombra" es el esfuerzo que requiere hacer la obra.

La máxima de Edu Albo es acercar el arte a la gente, cargando contra el "halo elitista" que a menudo circunda cualquier tipo de expresión plástica. "Quiero que la gente vea que los pintores somos humanos, que hasta nos pueden tocar", bromea. En su empeño por mostrar su planteamiento, el autor llevó consigo parte de su estudio a la galería para ofrecer al público el proceso de creación de principio a fin.

Albo confiesa que, dados los plazos, terminará la obra en menos tiempo de lo normal, pero advierte de que cada pieza "es diferente". No es la primera vez que el artista se rodea de gente para pintar en público, pero sigue absorbiendo la curiosidad que desprenden al ver cómo da forma a su obra.

En esta ocasión, la musa del artista es un brécol. La semana pasada, antes de iniciar esta experiencia, se comió uno y decidió retratarlo. De ahí se deriva el "realismo conceptual" presente en toda su trayectoria. El artista proyecta en sus piezas elementos cotidianos que convierte en arte. El brécol se une a todas las máquinas de escribir, teléfonos, botones, coches y motos que ya cuelgan de las paredes de la sala. Se muestran en planos bidimensionales, remarcando la soledad que rodea al objeto: "Hay una independencia existencial en tanto que todos los seres somos diferentes".

La siguiente cita de Edu Albo con el público será el próximo viernes a las 19.00 horas, cuando el brécol estará prácticamente listo para formar parte de su colección. Al día siguiente, a las doce del mediodía, con un taller para los más pequeños.