El bajista Niko del Hierro es el único superviviente de la primera formación del mítico grupo de heavy madrileño Saratoga, que fundó en 1992. Tras una gira por América Latina, actúa este viernes en la sala Le Club a las 22.00 horas.

-¿Qué tal la afición por el heavy metal en América?

-Increíble, fue muy intenso.Hemos realizado nueve actuaciones en tan solo 11 días. Ecuador, Colombia y México. Nos ha puesto las pilas después de tres meses de ensayos.

-¿Hay comunión musical entre España y Latinoamérica?

-Existe un lazo de unión, el idioma. Es increíble ver cómo a miles de kilómetros las canciones de Saratoga son reconocidas. Realmente allí llevamos girando unos ocho años y cada vez me sorprende más. Esperamos volver a hacer una gira en otoño por varios países, entre ellos Estados Unidos.

-Tras 20 años en el heavy, ¿ha visto relevo generacional?

-Sí. El heavy siempre estará presente en la cultura de todo el mundo, una veces más arriba y otras más abajo según el marketing de la industria. Quizá a los grupos más noveles les cuesta abrirse mercado. Pero bueno, siempre ha sido duro hacer rock en este país.

-¿Falta apoyo al rock?

-No vale quejarse, es lo que hay. Tenemos ayuntamientos que apoyan la cultura del rock y otros que no, pero hay que seguir adelante con lo medios que tenemos. La gente no es gilipollas y sabe lo que quiere. Creo que solo existen dos tipos de música, la buena y la mala, y que dentro de cada estilo, sea pop, heavy, jazz o pop, las buenas canciones no las hacen los ayuntamientos o la publicidad. Las hacen los músicos que las componen.

-¿Cuál es su disco más querido, de los 18 que ha publicado Saratoga?

-Bueno, son muchos años. Pero Agotarás, publicado en 2002, creo que es uno de los mejores.

-¿Qué tal aceptan la música que viene de España en otros países europeos?

-Nosotros hemos tocado con bandas como Deep Purple, Scorpions, Blind Guardian y Kamelo, entre otras, y siempre nos mostraron su respeto, cosa muy importante. Pero llegar a los medios europeos es otra cosa. La barrera, en muchos casos, es el idioma. Pero nosotros no nos podemos quejar.

-¿Se plantean volver a componer?

-Eso siempre está en el corazón de un músico, pero ahora en lo que estamos centrados es en nuestra gira. Por el momento no hay tiempo de plantearse más cosas.

-¿Cambia mucho la forma de hacer música a los veinte años y a los cuarenta?

-Claro, es como la vida. No piensas lo mismo cuando eres un crío que cuando ya has pateado medio mundo. En lo referente a la música, ahora disfrutamos mucho más de los conciertos.

-¿Cómo se mantiene el espíritu de Saratoga con su octava formación y tras más de veinte años sobre los escenarios?

-Gracias a que nos encanta la música por encima de todo. Y gracias a nuestros seguidores, que siguen creyendo en la banda.

-¿Como qué grupo quieren envejecer?

-Es una pregunta difícil, creo. La palabra envejecer no me gusta mucho, prefiero madurar. Vamos a dar todo mientras la gente quiera y el cuerpo aguante. Y creo que a Saratoga le queda mucho tiempo para que el cuerpo no aguante, tenemos el espíritu indomable.

-¿Tienen alguna anécdota de conciertos en A Coruña?

-Muchas, quizá demasiadas (ríe). Pero destaco que el público gallego es muy fiel y vive intensamente cada minuto.

-¿Qué se verá este sábado?

-Una actuación de dos horas en la que habrá temas que hace ocho años que no suenan en directo, junto con todos los clásicos de la banda.