Ara Malikian nació en Líbano, en 1968, en el seno de una familia armenia. Desde muy joven empezó a tocar el violín de la mano de su padre, a veces en casa, a veces en refugios antiaéreos, forzado por la guerra civil en su país de acogida. Ya reconocido como músico, vivió en varios países y se asentó en España hace más de una década. Este jueves actúa en el Teatro Colón, a las 21.00 h.

-Usted es famoso por no dejar de moverse por el escenario. ¿Por qué al estudiar violín los profesores prohiben moverse?

-Efectivamente, en las academias te enseñan a no moverte durante la formación musical, y supongo que tiene sentido a nivel académico. Los profesores lo hacen para obligar a los alumnos a concentrarse en los movimientos necesarios de los dedos y la muñeca. Pero en mi caso, he tenido la suerte de trabajar con compañías de danza, de teatro, y me abrieron la parte corporal y escénica.

-¿Moverse mientras interpreta hace que la música sea más completa?

-No, es una solución para mí. Hay muchos músicos magníficos que tocan quietos. Pero a mí me gusta liberar mi cuerpo, es algo que me ayuda a expresar más.

-¿Qué ha sacrificado para tocar el violín?

-Convertirse en violinista requiere un sacrificio. Cuando era más joven tocaba ocho, nueve, diez horas al día. Es muy duro ser un chaval y tener que practicar tanto tiempo, cuando tus amigos salen a divertirse. Pero por otra parte hay recursos que hoy puedo utilizar gracias a que, de joven, practiqué tanto tiempo.

-¿Entonces, mereció la pena?

-A día de hoy no me arrepiento de haberlo hecho.

-¿Pero de dónde sacaba las fuerzas, de aquellas?

-Al principio, con nueve o diez años, mi padre me obligaba. Yo tocaba el violín, a veces, con lágrimas en los ojos. Pero ahora, con todo, ahora le estoy agradecido a mi padre. En mi caso salió bien.

-¿Qué papel tiene el humor en su música?

-El humor tiene un papel ya no en mi espectáculo, sino en mi vida. Ha sido muy importante y he sobrevivido con el humor.

-¿No cree que un régimen es demasiado duro para un niño?

-Lo cierto es que ahora tengo un hijo y no sé si sería capaz de hacerle lo mismo. La verdad es que es algo muy difícil obligar a hacer algo así a tu hijo, en una edad en la que los niños lo que quieren hacer es divertirse.

-¿Por qué hay tantos músicos armenios en el exilio?

-Armenia tiene, como España, una gran tradición musical, en especial de instrumentos de cuerda. Mi propio padre también era violinista. En cuanto a la cuestión del exilio, parte de nuestra historia. Precisamente este año, en 2015, se cumple un siglo del genocidio al que fueron sometidos los armenios el siglo pasado. A raíz de este genocidio los armenios tuvieron que dejar su tierra e ir a otras partes del mundo. Hay pocos en España pero muchos en Francia, Líbano, Siria, Estados Unidos?

-¿Va a hacer algo para conmemorarlo?

-Sí, este año haré una gira conmemorativa. Empezaré en Madrid, iremos a Viena? Y la verdad, a cuantos más sitios sea posible. Es una historia que se conoce poco.

-¿La música clásica está perdiendo pomposidad?

-Yo creo que poco a poco sí. Los auditorios y las salas no tienen tantas ayudas del Estado, y tienen que sacar dinero de las taquillas. Eso les obliga a captar al público joven, que antes no era una prioridad.

-¿Cree que es necesario tener una formación musical para disfrutar la música clásica?

-No, por supuesto que no. Creo que la música clásica está abierta para todo el mundo, todo el mundo puede disfrutarla. Pero esto es algo que no digo yo, ya lo decía Manuel de Falla: 'La música no es para entenderla, es para sentirla'.

-¿Le han dado ya la nacionalidad española, que le habían denegado?

-¡Ah, eso! Ya se ha solucionado hace unos meses.