Julián López (El Provencio, 1978) se dio a conocer en La Hora Chanante junto con una hornada de jóvenes cómicos. Tras participar en diversos programas, películas y series, vuelve al humor absurdo con uno de sus antiguos compañeros, Raúl Cimas, en la obra Toda la verdad sobre el oso hormiguero. Estarán este sábado en el Teatro Colón a las 20.30 horas.

-¿Cómo nació la función?

-Cuando Raúl y yo empezamos a actuar juntos, cada uno hacía su texto por separado. Quisimos experimentar con lo que supondría estar los dos juntos en el escenario. Nos salían improvisaciones muy divertidas en el camerino o en el hotel y probábamos? Y dijimos, ¿y si escribimos cosas nuevas de cero y las probamos los dos juntos?

-¿Ha cambiado desde que empezó, en octubre de 2013?

-Lo más apropiado es decir que ha habido una evolución. A lo largo de la gira van evolucionando cosas, vamos viendo lo que va funcionando mejor o de qué nos cansamos antes.

-¿Ayuda tener una relación de amistad personal con Cimas?

-Facilita muchísimo las cosas. La relación personal en los jóvenes se centra mucho en la comedia, en reírse. La cuadrilla de amigos gira muchas veces en torno al humor? Ese ha sido el truco de la amistad. Y en la parte profesional, la química entre nosotros queda muy bien. Con Raúl Cimas todo sale muy fácil. Además del talento que tiene, es muy generoso y nos complementamos muy bien: tenemos personalidades muy distintas y eso viene fenomenal para el escenario.

-¿Su compañero y usted tienen diferentes tipos de humor?

-Él ofrece una comedia más cerebral, con unas líneas demoledoras de texto, y yo me centro en los gags más visuales. Pero eso es a priori, porque en determinados momentos vamos cambiando los roles y tiro de juegos de palabras mientras que él se pasa al bando de lo físico. Nos mimetizamos el uno con el otro.

-¿Hay un componente de improvisación en el espectáculo?

-Me gustaría no desvelarlo y tampoco lo podría calcular a ciencia cierta, porque cada noche es distinta. Pero la gente siempre se piensa que improvisamos más de lo que realmente hacemos, y eso creo que es un buen piropo y algo que define mucho el show. El espectáculo parece algo muy fresco y pensado en el momento, da la impresión de que se está gestando en el escenario, aunque tiene mucho tiempo de preparación.

-El propio título del espectáculo retrotrae al humor absurdo. ¿Es más difícil de hacer que otras clases de comedias?

-El título es bastante absurdo y además no hablamos nada del oso hormiguero. Eso dice mucho de lo que es el show. En cualquier tipo de comedia buscar la complicidad con el público es complicado, pero en el humor absurdo es más difícil, porque quizás es más personal, algo en lo que no todo el mundo puede entrar. El humor absurdo es algo siempre más subjetivo, te la juegas un poquito con él. Pero la mayoría del público son seguidores nuestros desde hace tiempo y saben qué palos tocamos. Lo absurdo puede pillar desprevenida a la gente, pero eso es algo que también es positivo, porque todo lo que genere descoloque o desconcierto en la comedia está muy bien. Nosotros siempre lo abanderamos.

-¿Se nota la madurez en que ríen menos?

-No. Y yo me diferencio de Raúl en que toda su vida gira más en torno a la comedia, mientras que yo también me nutro de otros géneros a la hora de consumir tanto literatura como televisión o cine. Pero eso ha sido así siempre, con veinte y con quince años me dejaba llevar por la tragedia de la ópera en mi habituación y me lo pasaba muy bien con eso. Pero cuando tengo ganas de reír o de hacer el idiota lo hago, eso sigue estando intacto. Raúl y yo seguimos teniendo muchas ganas de reír y hacer lo que hacemos. Pero cuando apetece: cuando no, insisto, también hay otras cosas que me aportan mucha felicidad. Al menos de momento, igual cumplo cincuenta años y cambio.

-¿Cambian el espectáculo según donde actúen?

-No lo hacemos demasiado. Pero cuando actuamos en ciudades que tienen unas cualidades muy distinguibles sí que podemos hacer algún guiño a ella, el público lo agradece mucho. Nosotros llevamos muchos años y no se te escapa que puede ser un as en la manga.