María Barranco (Málaga, 1961) protagoniza hoy la comedia Cancún, de Jordi Galcerán, sobre dos parejas de amigos que, en vacaciones, repasan lo que fue y lo que pudo ser. La función se representa en el teatro el Colón a las 20.30 horas.

-Llevaba algún tiempo alejada de los escenarios.

-Dos años. Un poco por cuestiones personales, pero también porque no tenía yo un texto que pensase que pudiera defender, que me llegara. Me gustó muchísimo esta historia, porque habla de cuestionarse las decisiones que uno ha tomado en su vida.

-¿Cómo es su personaje?

-Es una mujer que ha manipulado, y a la que las cosas se le vuelven del revés. Cuando me la definió Galcerán fue lo que me dijo: es una manipuladora. Pero no es tampoco una hija de su madre. Es una mujer con mucha verdad, con mucho temperamento, y con los pies en la tierra.

-¿La obra es una comedia con un poso de seriedad?

-¡Sí, sí! Por supuesto. Habla de las relaciones de pareja. Aquí hay dos parejas de amigos, que están en Cancún jijijajá, pero que realmente están en tensión. Desgraciadamente, cuando nos vemos más tiempo, como ocurre en las vacaciones, y cuando alguien se ha tomado una copita, se dicen cosas. Tras las vacaciones hay un montón de separaciones. También es muy importante, en esta función, el azar. Siempre se está hablando de él, de cómo se puede manipular, y de cómo hacerlo es peligroso.

-¿Se habla de los problemas de las relaciones largas?

-De repente un día se dejan de comunicar cosas, y la cotidianidad? La confianza da asco. En las bodas de plata, una gotita de más o de menos desborda el vaso y lo tira todo por la ventana.

-¿Se habla de los secretos?

-De lo que se calla uno en el día a día. Y, a veces, cuando explotas, lo haces diciendo las cosas por veinticinco. Una simple carcajada te parece una puñalada. De esto habla la función: de las relaciones de pareja, de la memoria, y sobre todo de cubrir y correr un tupido velo sobre las cosas.

-¿Qué tipo de personajes le gusta más interpretar?

-Los que son completos, con un poco de todo, como tomarse un cóctel. Este personaje empieza muy divertida, algo borracha, pero después se enfada, sale su genio, luego es muy tierna?

-¿Qué le queda por hacer?

-(Ríe) Me encantaría seguir en esto, que ya es mucho. En el próximo proyecto encarnaré a una mujer de armas tomar. Es la historia de una puta: La legionaria, una obra basada en la novela del gaditano Fernando Quiñones.