María Isabel Ana Mantecón (Málaga, 1953), más conocida como Kiti Mánver, ha hecho 25 películas, una de las cuales le valió un Goya en 1991, y participado en gran cantidad de series. Hoy coprotagoniza, junto con Dani Muriel, Las heridas del viento, una pieza teatral sobre los secretos y la incomunicación en la que interpreta a un hombre homosexual. A las 20.30 horas en el teatro Colón.

-¿Fue muy difícil interpretar a un hombre?

-(Ríe) Un poquito sí, la verdad. Pero creo que fue más difícil que hacer de hombre plantearte una producción como esta, en la que menos es más, con una manera de interpretar y dirigir totalmente fuera de todo artilugio, y completamente minimalista. Y con el público cerca. Aunque esta producción la hacemos en teatros grandes también, en un principio está pensada para que el público esté encima de nosotros.

-En la obra se toca la problemática del silencio y la homosexualidad. ¿En qué se inspiró?

-Yo no hago muchas diferencias entre homosexual, bisexual o heterosexual en mi vida. Mis amigos más antiguos, de más de 40 años, son una pareja gay de dos hombres, y son la pareja más estable que conozco. La obra tampoco habla exactamente de la homosexualidad, sino más bien de la entrega a amores no correspondidos sin pensar en nada más. Y de la falta de cariño, de la falta de afecto, y de no demostrar ese afecto. De que no debemos perder nunca oportunidades en la vida para decir algo: dilo antes de que sea demasiado tarde. Cualquier personaje, sea del signo sexual que sea, trabajado como nos ha dirigido Juan Carlos Rubio, buscando la emoción más fuerte, más honda, sobrepasa los límites de su tendencia sexual. Eso hace que los personajes sean más universales, y más grandes, en definitiva.

-Su personaje tiene un concepto egoísta de la vida.

-El egoísmo no es de lo que más habla la obra. Sí de que puedes ser falsamente egoísta, si te das a un amor al cien por cien sin esperar nada a cambio. Alguien que se entrega totalmente a algo aunque no reciba nada es egoísta, pero ese egoísmo te puede llevar a una gran amargura en la vida.

-¿Le resultan más interesantes estos personajes, con mucho bagaje de sufrimiento?

-Sí, sin duda están llenos de emociones que puede trabajar un actor. De todas formas, como actriz, me gusta hacer eso y, al día siguiente, otra cosa. Lo siguiente que voy a hacer es una comedia musical, más ligera.

-Lleva décadas trabajando en televisión. ¿Ahora los creadores arriesgan menos?

-En la parrilla se ven cosas muy diferentes. Ahora hay más ganas de hacer cosas de tipo histórico, pero son rachas. Al mismo tiempo estamos viendo series que antes eran impensables en nuestro país. Estoy ahora trabajando en Seis Hermanas, sobre el despertar de la mujer para buscar parcelas de libertad en 1913 en España. Imagínate. Y al mismo tiempo en las televisiones hay una de cárceles, una de desaparecidos, hay muchas posibilidades.

-¿Se siente cómoda en la serie Seis Hermanas

-Mucho. Es la primera vez que hago una serie diaria. En ese sentido me ha sorprendido un poco, porque tienes que plantearte un tipo de personaje que avanza lentamente y es muy repetitivo, como en la vida misma. Me gusta mucho porque es una serie con muchísimos actores, lo cual da mucha riqueza por la cantidad de relaciones diferentes que puedes encontrar. Está muy bien. No sabemos si eso es bueno o no, pero como piropo nos dicen que parece inglesa (ríe).

-¿Seguimos teniendo como referencia lo anglosajón?

-Pero al mismo tiempo nuestras series las están comprando fuera, y también los ingleses. En este país perras no hay, pero talento hay para aburrir, se venden mucho nuestros productos fuera.