Tiene veintiséis años recién cumplidos, empezó a darse a conocer colgando en internet las canciones que tocaba en el sofá de su casa, y tiene a fans durmiendo en la sala del Coliseum, cogiendo sitio para ser las primeras en entrar en el concierto que dará mañana a las 22.30 horas en A Coruña. Este es Pablo Alborán, un malagueño de 1989 que ya suma 30 discos de platino en Europa y que, después de haber compartido escenario con Miguel Bosé y Laura Pausini, se considera "un chico normal dentro de la locura" que han traido los cambios en su vida.

En el concierto de mañana, en el que se espera llenar las 8.500 butacas, Alborán trae los temas de su último disco, Terral. Su álbum más personal hasta la fecha ("supongo que es lo que cuentan todos los artistas cuando sacan uno nuevo", remarca modesto) en el que ha podido ajustar todos los pasos de su creación. También a la hora de introducir canciones alejadas de su estilo romántico e intimista, "más movidas" y con letras que no tienen que ver con el amor. Canciones que cuentan cosas "que necesitaba contar"y en las que, declara con satisfacción, ha sido capaz de transmitir "lo que realmente sentía".

Alborán ha llevado su propio criterio a la planificación del espectáculo, en el que su hermano ejerce como director artístico, para incluir "atmósferas muy modernas pero muy nuestras". La función se divide en cuatro partes: una primera de resonancias inspiradas en el jazz, una porción de percusión y timbales "muy tribal, racial y africana", un recital de ritmo más"rockero y latino" y, como no, una incursión en la balada romántica, el género que lo encumbró.