Hay pocas obras que hayan retenido tan bien el estatus de película de culto como la primera parte de The Blues Brothers, conocida en España como Granujas a todo ritmo. Lo que empezó como un número musical en Saturday Night Live se convirtió en una banda heredera del blues y el soul, y luego en un fenómeno de masas con discos, novelas, videojuegos, álbumes y, sobre todo, una duología de películas que combinaron el virtuosismo musical con el humor más gamberro y surrealista. Esta noche, la banda convoca a sus fieles en María Pita acaudillada por el saxofón de Lou Marini y la guitarra de Steve Cropper, dos de los fundadores originales, en uno de los conciertos de las fiestas municipales.

Lou Marini, que se crió en un pequeño pueblo de 300 habitantes y que ha tocado con Frank Zappa o James Taylor, cree que el grupo ha ayudado a difundir el blues y el soul por todo el mundo. "Hay dos tipos de personas, a los que les encanta la película y los que no la han visto", señala. Y, tras décadas de giras por todo el planeta, acumula decenas de anécdotas que lo demuestran.

Como cuando Dave Grohl, de los Foo Fighters, le dijo que empezó en la música por la película, o uno de los asistentes a un concierto en un club de moteros madrileño, "tíos grandes, con tatuajes", le contó que ponía la banda sonora de Granujas a todo ritmo a su bebé. O, ya en la ciudad de A Coruña, el fan que lo reconoció mientras comía berberechos en la calle de la Franja, o el grupo Bluesmakers, formado por admiradores, que se encontró tocando en la calle Real. "Eran buenos", comenta, mientras enseña las fotos que se sacó con ellos.

A sus setenta años, Lou Marini aún considera que los The Original Blues Brothers Band son "el mejor trabajo a tiempo parcial que puedes tener", aunque matiza que "nadie viene a los Blues Brothers a ganar dinero, sino por amor a la banda". Mañana, tras el concierto de A Coruña, cogerán el avión a toda prisa para irse a dar un gran recital en Londres, pero la banda le ha permitido también realizar "pequeños conciertos, en pequeños pueblos".

El veterano saxofonista ejemplifica el carácter desorganizado y la "experiencia psicodélica" que es formar parte de los Blues Brothers a través de su manera de planificar las giras. Cuando va a hacer conciertos con James Taylor, explica, coge aviones en primera, se hospeda en los mejores hoteles, y participa en conciertos de una cualidad técnica magnífica... "Pero, con los Blues Brothers, no sabíamos dónde carajo íbamos a quedarnos, dónde íbamos a tocar. Nos decían: viajáis como si fuerais maletas", dice. Una experiencia que le motiva mucho más. "Los grandes personajes de mi vida han sido divertidos y locos", resume, y con ellos todo ha sido reírse y pasarlo bien. Algo que siempre le dice el público de sus conciertos, comenta, es que se ve que los músicos están disfrutando.

La línea básica del grupo continúa clara: el impacto en la audiencia se consigue peleando con "toda la energía" que tienen, resume en castellano Marini. Su mujer, española, ha ido a centenares de conciertos de los Blues Brothers, pero "sigue bailando en todos", por la fuerza que transmiten los temas en un recital al que acude gente de su edad que "trae a sus nietos" y en el que "no hay trucos, solo amplificadores, batería, micrófonos. Es real, y eso es una gran diferencia", cuenta Marini.

Otra de las grandes apuestas tradicionales de los Blues Brothers ha sido la "mezcla" de estilos y ritmos, y el propio Marini destaca que escucha música de todo tipo, que recuerda haber quedado "fascinado" por la música española y que recientemente escuchó a un grupo de muiñeira. Sin embargo, cree que el carácter ecléctico de la banda se debe a los gustos de los dos actores que lo crearon y que protagonizaron la primera película, John Belushi y Dan Aykroyd.

¿Y cuál de los dos fue el más determinante en la creación de la banda? Marini duda, y acaba por responder que "estaban tan juntos" que no sabría responderlo. Era "imposible" separarlos, relata, y viajaban en coche de Nueva York a Los Ángeles solo para pasar más tiempo juntos. Y, cree el músico, empezaron el proyecto simplemente porque "amaban" el concepto. "Había algo inocente y puro en la idea", destaca el saxofonista, que recalca que no eran grandes músicos pero que sí supieron "asumir el rol" para la película. Y Belushi, recuerda, tenía un "grandísimo" sentido del ritmo.