El cantante, pianista y compositor Pablo López ha publicado este año su segundo disco, El Mundo y los Amantes Inocentes. Este sábado firmará copias a las 18.30 horas en El Corte Inglés de Marineda.

-Ariel Rot pasó del piano a la guitarra buscando más libertad. Usted, de la guitarra al piano.

-(Ríe) Exacto. La guitarra fue por necesidad. Pedí un piano cuando era pequeño, pero como en casa no había dinero ni espacio me compraron una guitarrita. Que me dio muchas alegrías, pero necesitaba ampliar, ampliar. Aparte de lo que me atraía el piano visualmente, lo escuchaba muchísimo. Poner las manos sobre un piano, darme cuenta de las posibilidades que da, me hizo enamorarme de él.

-¿Cuánto le aporta el piano?

-Fíjate si me aporta: cuando estoy tocando, canto diferente, como si fuera un decimoprimer dedo de la mano. El piano ayuda rítmicamente y, armónicamente, te lleva por otros caminos. Me gusto mucho más en una de mis grabaciones en directo que cuando lo hago en la pecera del estudio, sin el piano.

-¿Pone la música al servicio de la letra o al revés?

-Al revés. Soy mucho más músico que letrista, e intento, a partir de una melodía, buscar una letra a la que le quede bien ese traje. Normalmente hay un arranque de motor musical, armónico o melódico, y avanzan de la mano. Nunca termino una letra sin música, ni al revés.

-¿Se considera más compositor que poeta?

-Llamarme poeta serían palabras mayores. Se le nota mucho a la gente que escribe canciones a partir de la poesía, como Sabina, Serrat. Encajan versos que son prácticamente matemáticas puras. Pero no es el caso.

-Ha compuesto para otros músicos. ¿Cuál es el secreto?

-Intento empatizar mucho con el artista para que la letra pueda ser veraz: depende de la edad que tenga, el momento familiar, personal... Musicalmente igual. Intento meterme en su camisa, ver lo que no ha hecho, los registros que todavía no ha tocado. Un trabajo prácticamente de campo, y súper divertido. Hacer una canción a partir de unas premisas, que aunque parezca un handicap, hace más fácil el trabajo. Es mucho más difícil cuando escribo desde la nada, para mí. El abismo, el riesgo y el miedo son mayores.

-¿Le da más inseguridad?

- Mucha más.

-En su último disco tiene una canción con Juanes, Tu enemigo

-Cierto, cierto.

-¿Cómo surgió?

-Quedé con Juanes a tomar una cerveza, tenemos un amigo en común y quería conocerme. Estaba terminando la producción de este disco, estaban todas las canciones hechas. Empezamos a hablar, le eché un poquito de valor y le dije que quería cantar algo con él. Tenía pensada alguna canción de las que tenía en el disco, pero decidí a última hora escribir ad hoc Tu enemigo. Cuando me imaginaba cantando con Juanes me imaginaba cantando algo que pudiera llegar lejos, un mensaje con sentido ya no personal sino más social, más global.

-Ha hecho referencias la valentía y a la inseguridad, algo sobre lo que canta en Se busca

-(Ríe). Muy bien, es cierto. Tengo una relación bipolar con esos dos conceptos. Soy normalmente un tío inseguro, miedoso y cobarde, con miedo al fracaso, al fallo, al ridículo, a la vergüenza excesiva? Y sin embargo me dedico a algo para lo que hay que tener dosis de valentía. Vivo en esa dualidad y quizás por eso escribo sobre ello. Escribir no deja de ser el principio de un desahogo. Aunque las canciones formen parte de mi trabajo no dejan de ser delirios de un tipo que vive en la orilla del miedo, al que le encantaría estar a veces en un agujero sin que nadie lo viera, pero teniendo que salir a dar la cara.

-¿Cuáles son sus principales referentes de estilo?

-Armónicamente, soy muy británico y guiri, por así decirlo. Líricamente amo el castellano, me parece una lengua complicada para escribir pero en la que se pueden decir cosas de manera muy bella.

-¿En qué sentido es complicado el español?

-Tengo una influencia muy guiri a la hora de componer. Mi primer single tiene una versión en inglés, sin publicar? Y la gente me dice ¡cómo suena esto! El inglés es el idioma del pop: es más maleable, puedes distorsionar una palabra para que entre en tu discurso. Yo creo, sin ánimo de dictar sentencia, que en el mundo latino somos grandes baladistas por eso.

-¿El éxito de su primer disco le generó presión de cara a El Mundo y los Amantes Inocentes

-Muchísima. Es un vértigo absoluto. Pero eso se ha traducido en algo muy positivo para mí, la auto exigencia y búsqueda de la excelencia. Mejoro el sonido, la producción, la ejecución, la composición también? Incluso la inspiración. Estoy muy orgulloso del primero, pero creo que este es más inspirado.