La coreógrafa y bailaora de flamenco Sara Baras (Cádiz, 1971) llega este sábado al Palacio de la Ópera con su último espectáculo, Voces, en el que homenajea a los maestros Paco de Lucía, Camarón, Antonio Gades, Enrique Morente y Moraíto, a los que conoció, y Carmen Amaya, que inspira su baile. La función empieza a las 20.30 horas.

-Voces

-Nace en un momento muy triste, pero con la necesidad de agradecerle a los maestros todo lo que nos han dado y nos dan. Y eso hace que se convierta en un espectáculo positivo y alegre.

-¿Cómo se expresa la tristeza en el lenguaje del flamenco?

-El flamenco tiene un abanico de sensaciones, posibilidades, colores y ritmos, para representar cada lugar y cada sentimiento. La tristeza, que a veces se confunde con la profundidad, puede estar en cualquier momento. Hay números, palos que ya de por sí alegres, y otros más tristes, pero todo está en cómo tú lo hagas, lo sientas y quieras expresarlo. La expresión está por encima de todas las leyes.

-¿Cómo se acerca a la forma de sentir el arte de sus maestros?

-No intentamos hacer en ningún momento una copia, sino algo nuestro a través de su influencia. El pequeño hilo argumental que lleva la obra se compone de las voces de los maestros hablando, y así nos va haciendo cambiar de forma y de estilo, de vestuario y colorido.

-¿Cuáles son las leyes fundamentales del flamenco?

-Lo fundamental es respetar y amar la tradición, pero sabiendo que uno tiene que sentir la libertad para expresarse desde donde uno cree. Trabajar mucho, pero anteponer el corazón y el sentimiento. Adoro a mis maestros, a los que están en Voces, a los de otra época y a los que aún están, empezando por mi madre. Pero ellos incluso me provocan que me muestre como yo siento. No te puedes olvidar de dónde vienes ni de quién eres, pero tienes la obligación de sentirte libre para expresar algo que sea personal.

-Reduce la dramaturgia con respecto a espectáculos pasados.

-Sí. El formato es de concierto, con un recorrido por diferentes estilos. La parte de dramaturgia es solo el hilo argumental que ayuda a cambiar de maestro.

-Llevó Voces

-Impresiona mucho cómo puedes irte a un lugar lejano, con unas costumbres tan diferentes, y ver cómo el flamenco no entiende de fronteras y va directamente al corazón. Eso es gracias a que el flamenco antepone el sentimiento y el corazón a todo. Uno no tiene que entender de flamenco, sino dejarse llevar y sentir. Y puedes pensar si te van a entender antes o después del concierto: cuando el telón se levanta se te olvida, tú te entregas. El corazón, el sentimiento, llegan mucho más lejos que lo que uno cree.

-¿Le han influido formas foráneas de entender la danza?

-Todas las vivencias que he tenido me han enseñando. En la vida, la experiencia es lo que te hace crecer. En la forma de bailar, expresarte y sentir este arte pasa lo mismo. Hay culturas que no sabes cómo ni por dónde te pueden aportar por lo distintas que son, pero vas aprendiendo de todo. Y es una suerte no ya quedártelo, sino expresarlo, compartirlo. Necesitas mucho trabajo y una técnica, pero te das cuenta de que llegas a un nivel bueno cuando consigues olvidarte totalmente de ello cuando se levanta el telón y te dejas llevar por lo que sientes. Y ahí aparecen todas tus vivencias e influencias, todo lo que has sentido y visto.

-¿Cuándo llegó a ese punto de dejarse llevar con la danza?

-No hace mucho. Te das cuenta de que llevas la mitad de tu carrera sufriendo por cosas que? Cuando fui mamá, la escala de valores me cambió de orden, esa vivencia te hace convertirte en otra cosa sin pensarlo. En el baile, preocuparse de si este giro no lo he dado bien, este paso no me sale, me falla este pie... No se debe dejar que estropee todo lo demás. En el flamenco, el error no es un error, sino una oportunidad para reinventarte, para que el flamenco salga multiplicado y la forma de resolver ese paso se convierta en algo fantástico.

-¿Le ha aportado algo la tradición musical gallega?

-Creo que sí. Me gusta mucho Galicia, los gallegos, me encanta su dulzura y forma de llevar las cosas. Tengo mucha conexión con Galicia, pues mi apellido es gallego y mi padre, siendo militar, estuvo destinado años en Ferrol. El flamenco pellizca de todas las culturas. El público gallego es muy calentito, y he tenido la suerte de tener su cariño y respeto desde hace muchos años. Es uno de los lugares en los que más me gusta bailar.

-¿En su arte la honestidad es un valor importante?

-Muy importante, quizás de los más. Es ser honesto contigo misma. No tienes que ponerte bien puesta para que la gente te vea. Tienes que crecer comparándote contigo misma. La honestidad es muy importante para que la superación sea de verdad. Y dentro de la influencia de los maestros la palabra honestidad es muy importante en la manera de crecer.

-Ha tocado la mitología en Medusa, la historia en Pepa o MedusaPepaJuana la Loca

-Me gustaría celebrar que nuestra compañía, privada, va a cumplir veinte años, y eso es gracias al público. Pienso en cómo podemos celebrar un espectáculo que tenga presente eso, aunque no sé exactamente cómo. Tengo muchas historias que me encantan, y esto de soñar y hacer soñar es un privilegio, es maravilloso poder hacerlo mediante el baile flamenco. Mucha gente me escribe a las redes sociales, dándome ideas. Me encanta porque no son solo historias de aquí, sino de fuera de España. No sé qué será lo próximo pero espero que sea con la misma entrega e ilusión de siempre.