La cantante Carmen Souza nació en Lisboa de una familia caboverdiana. Combina los ritmos del jazz con la música de raíz de Cabo Verde y con influencias de otros ritmos de la Lusofonía. El domingo actúa a las 20.30 horas en el club Garufa.

-Se inició en la música cantando gospel. ¿Cómo ocurrió eso?

-Desde pequeñita mis padres me llevaban a la iglesia todos los domingos, y allí estaba en contacto con la música. Después descubrí a Theo Pascal, director musical del primer grupo de gospel de Portugal que hacía discos comerciales, y ahí empecé a hacer música. Theo tenía una gran colección de jazz, empecé a escucharla y me gustó mucho la entrega de los músicos a su instrumento, su sonido, su profundidad. Eso me influenció muchísimo.

-Explora diferentes estilos de Cabo Verde: la morna, la funaná, el batuque. ¿Qué añaden al jazz?

-Son estilos muy simples armónica y rítmicamente, y gracias a eso puedes viajar a otros mundos musicales y todo queda bien. Es muy fácil complementar el jazz y la música tradicional y fundir una morna con un swing calmado. Y el funaná funciona muy bien con un bebop.

-Canta en diferentes variedades del criollo, el dialecto del portugués de Cabo Verde.

-Me gusta mucho cantar en criollo, porque tiene muchas variantes dependiendo de la isla. Es un instrumento más que puedo usar para expresarme. Puedo cantar de manera más melodiosa y calmada con una variedad, ir más rápido con el criollo de la isla de Santiago...

-¿Cómo le influyeron otras músicas de la Lusofonía?

-Crecí en Lisboa, y estoy muy acostumbrada a escuchar la música brasileña, de Mozambique, de Angola, que parece que ya son parte de la música portuguesa. Allí tienen dialectos propios, pero mucha de esa música se canta en portugués, y Portugal ha abrazado también esas culturas. La Lusofonía es muy rica, en ella están los ritmos de varias partes del mundo. Hay variantes, el fado, la morna, tantos otros, pero todo es parte del mismo universo.

-¿Esa tradición está amenazada por la globalización?

-La raíz y tradición de todos los países está un poco amenazada por ella. Viajo muchísimo y todo me parece igual en distintos países: las calles, las maneras de estar, todo. Por una parte es bueno, porque te sientes siempre en casa, pero se pierden un poco los trazos propios del lugar. Creo que se debería mantener un poco más la tradición de cada sitio. En Cabo Verde, en base al turismo, se está intentando transformar un lugar tradicional en un centro turístico enorme. Como lo que puedes ver en Torremolinos (ríe).

-Ahora vive en Londres.

-Es un centro cultural. Todo lo relacionado con el arte y la música pasa por la ciudad, se hace muy difícil escoger qué vas a ir a ver. Para una creadora, como yo, es muy bueno estar en contacto con tantas culturas y tantas formas diferentes de vivir en tu día a día.

-En uno de los temas de su disco Kachupada

-No sabía que estaba grabándolo y solo se enteró de esto cuando estuvo en sus manos el disco (ríe). Toca un tema compuesto por un amigo que le es muy próximo. Fue un tributo por todo el conocimiento que me ha pasado, conoce muy bien el repertorio de las mornas.

-¿La música caboverdiana refleja la historia del país?

-Sí. Los caboverdianos están muy orgullosos de su tierra, historia y modo de vivir. La música refleja todo eso. La morna muchas veces está conectada con el mar, muy ligado a Cabo Verde, formado por islas de pescadores, cuyos hombres trabajaban fuera embarcados y en condiciones extremas. El funaná habla de cuestiones sociales y a veces políticas. En el batuque, una mujer improvisa y habla sobre su vida, sus hijos, sus preocupaciones.

-¿Conoce la música tradicional gallega?

-Perdóname, pero no mucho (ríe). Sé que tiene muchas conexiones con la del norte de Portugal.