Hace diez años, Ana María Souza de la Colina abrió la galería de arte Xerión en los bajos del edificio del hotel Riazor. Entre los retos que asumió con su proyecto: demostrar que es posible subsistir con una galería de arte en A Coruña y dar visibilidad a los artistas gallegos, tanto los actuales como los históricos. Tras una década de esfuerzos, con momentos buenos pero con "mucha lucha", Souza celebró el pasado jueves el décimo aniversario de su galería con champán, una tarta y la inauguración de una exposición recopilatoria con cincuenta y tres representantes destacados del arte gallego: desde Eugenio Granell, Laxeiro y Manuel Abelenda a Felipe Criado, Xavier Pousa, Francisco Lloréns y Leopoldo Nóvoa.

En la exposición, de carácter comercial como todas las de la galería Xerión y que permanecerá abierta hasta finales de enero, aparecen, además de las creaciones de artistas históricos, una veintena de piezas de creadores gallegos contemporáneos concebidas para participar en la muestra, como Lugrís Vadillo, María Xesús Díaz o Xesús Suárez. El resto de las obras participantes proceden de los fondos de la galería. La mayor parte de los nombres que integran la exposición son pintores, si bien hay una selección de escultura con obras de artistas como Alfonso Abelenda, Márgara Hernández o Xaime Fuentes.

Todos los artistas vivos que participan en la muestra han pasado por la galería en algún momento de sus diez años de existencia. Souza exhibe en su local obras de procedencia muy diversa, pero siempre realiza dos exposiciones anuales de autores gallegos: una entre julio y agosto y otra entre diciembre y enero. Esta dinámica de apoyo a los creadores locales le ha permitido crear la amplia red de contactos que han acudido ahora a la exposición.

La galerista señala que se considera una "privilegiada" y que no se puede quejar de su situación, aunque recuerda que el arte vive "épocas difíciles" y que el hecho de que una galería alcance una década de vida es una "proeza". A lo largo de estos años ha habido que pelear mucho para sacar adelante su proyecto, aunque afirma que continúa "con las mismas ideas e ilusión". De cara al futuro, promete, mantendrá el mismo modelo de negocio de "galería de arte convencional", en el que puede disfrutar "de conocer a los artistas y del trato con ellos, que es lo mejor que hay".

La esperanza de vivir del arte, explica Souza, le viene desde muy pequeña. "Nací en el mundo del arte" señala la galerista "mi padre fue primer premio de Bellas Artes de San Fernando, y mi madre también recibió un premio en ópera: llevo el arte en la sangre". Ahora se preparara para vivir de él, a través de su galería, una década más.