Un Ícaro caído a tierra que no sabe si volverá a caminar, un ángel cojo que danza sobre dos muletas, criaturas fantásticas que realizan acrobacias aéreas y espectáculos de baile, algas antropomórficas que hacen break dance y números de volteretas, columpios y trapecios. El teatro, el circo, la fantasía y la música se dan la mano en el espectáculo Varekai, del Circo del Sol, que programa ocho representaciones hasta el próximo lunes en el Coliseum.

Varekai busca llevar al espectador a través de un "viaje emocional", explica su director de escena, Michael Smith. La obra continúa la historia de Ícaro, el personaje de la mitología griega que cayó derribado de los cielos después de querer volar hasta el sol, que ha conseguido salvar la vida aterrizando en un mundo fantástico pero que se ha lastimado las piernas en la caída. El artista que interpreta a Ícaro, Fernando Miró, explica que la obra refleja el "miedo" de un personaje antes orgulloso y arrogante que ahora no sabe si volverá a caminar. El creador de la obra, Dominic Champagne, conocía muy bien ese temor, ya que él mismo se rompió los dos pies en un accidente. Ícaro se encuentra con personajes que le ayudarán a superar sus limitaciones, y un amor por el que deberá pelear.

El brasileño Rafael Botello encarna al Ángel Caído, un personaje que, como Ícaro, se ha precipitado desde las alturas, y que será un maestro "duro" a la hora de enseñarle a volver a caminar. Botello lleva en Varekai cuatro de los trece años de vida del espectáculo. Su papel es difícil, puesto que el Ángel Caído camina y baila apoyándose sobre muletas, pero le permite explorar sus "raíces": la capoeira y el break dance.

Smith cree que el Circo del Sol ha esquivado decadencia de los espectáculos circenses enlazando los diversos números con un guión común y aprendiendo de otras disciplinas. Él procede del mundo del teatro, y los castings de su compañía buscan preferentemente deportistas de elite. Otra de sus apuestas es la variedad: Varekai concentra a medio centenar de artistas de 19 países. Para Michael Knight, la heterogeneidad de procedencias enriquece, y el gran número de personajes en escena permite que "cada espectador vea una obra distinta" dependiendo de en quién se fije.

La única española es Jennifer Heredia, una barcelonesa experta en break dance que actúa en el número Slippery Surface. En ella, los artistas se impulsan y lanzan sobre una superficie deslizante, creando una ilusión de patinaje. Comparte escenario con acróbatas sobre columpios rusos, números de malabares y bastones, payasos, correas aéreas y danzas georgianas.