Pocoyó y sus compañeros, Pato, Elly, Lula, Pajaroto y Pulpo, llevan una década haciendo las delicias de los más pequeños en la pequeña y gran pantalla, a través de aventuras llenas de diversión, emoción y ternura. Este sábado y domingo, el teatro Colón acoge a las 18.00 horas dos funciones del espectáculo musical Pocoyó y sus amigos, que ofrece a los niños coruñeses la posibilidad de ver a sus personajes preferidos en carne y hueso, escuchar sus canciones en directo e interactuar con ellos. También podrán ver cómo una niña del mundo real cumple el sueño que sin duda muchos han tenido: entrar en el mundo fantástico de este personaje infantil.

Según explica el director del musical, Chemari Bello, ya se han hecho otras ediciones de la obra en el ámbito hispanohablante, en Argentina y en México. Pero, aunque la versión española mantiene la misma estructura que las latinoamericanas, introduce una vuelta de tuerca. "Hemos introducido una nueva forma de contar la historia" explica Bello "y ahora una niña se integra en el mundo de Pocoyó durante la obra". Este nuevo personaje sale del público al principio de la función y se pierde en el mundo fantástico de Pocoyó, como una Alicia en el País de las Maravillas, para que los niños "se identifiquen con ella".

La diferencia entre este y otros musicales infantiles, cree Bello, es el carisma del propio Pocoyó. Para el director, el personaje "es tan singular, tan entrañable, desprende tanto amor" que atrae por sí solo tanto a niños como a adultos. La obra aprovecha el cariño que Pocoyó suscita en los pequeños para transmitirles un contenido didáctico y de valores. En la función se anima a los niños a jugar, pero al mismo tiempo se enseña a "compartir todo lo que tienes", a experimentar y buscar cosas nuevas, a no enfadarse y buscar puntos de encuentro con los que te rodean. Y, sobre todo, recuerda mediante las aventuras de Pocoyó y sus amigos que los juegos en grupo siempre son más divertidos.

Las canciones son las mismas que en la serie, y las historias repiten extractos de sus capítulos, aunque se introduce una estructura narrativa para construir un hilo coherente que guíe la historia. Los actores están caracterizados para aparecer "tal y como los ven los niños en los capítulos", y portan trajes que han sido diseñados y elaborados a mano "de la forma más real y fiel a la serie" de forma que los niños identifiquen perfectamente a los personajes. Trabajar con estos trajes, a los que los participantes en la obra conocen como muñecos, es el proceso "más complicado" de toda su trabajo, pues los actores tienen que recrear con fidelidad los movimientos que efectúan los personajes animados en televisión.