El compositor y guitarrista Fernando Egozcue (Buenos Aires, 1959) publicó el año pasado con el guitarrista de flamenco José Luis Montón el disco Lo nuestro, un álbum en el que combinan los ritmos del flamenco y del tango. Este viernes ambos interpretan en directo a las 21.00 horas en el teatro Colón.

-¿Cómo nace la colaboración?

-Montón y yo tocamos con el violinista Ara Malikian desde hace muchos años, y este septiembre se dio el momento y pudimos montar un repertorio conjunto, con la manera de tocar y la mirada a la música de raíz de cada uno.

-En el disco hay tanto temas propios como versiones.

-Tocamos alguna obra de tango o palo flamenco, pero mayoritariamente composiciones nuestras. En los temas más de tango José Luis pone un pronto flamenco, en su manera de tocar.

-¿Mezclan corrientes en la misma canción?

-No, no, no. Las canciones son de una corriente o de otra. Pero puedes tocar una melodía de tango con un deje flamenco, y le da un sabor completamente diferente. Todos los temas son instrumentales.

-¿Qué tal se mezclan el tango y el flamenco? Uno de los palos del flamenco recibe el nombre de tango.

-El palo de tango del flamenco se asemeja un poco a la milonga más lenta y tranquila, pero tiene más que ver con la habanera cubana. El tango y el flamenco se parecen en que son músicas viscerales, de fuerza, emotivas, muy intensas y enérgicas. Eso hace que colaboren muy fácilmente una con otra, se enganchan y se fusionan bien. Una melodía flamenca o un tango tocado por una persona del otro estilo queda precioso cuando está hecha con buen gusto y con calidad. Combinan muy bien por esa cosa sanguínea y rítmica muy potente, muy expresiva.

-En las versiones, como la que hacen del tango El Choclo

-Sí. En esa los arreglos son míos, y es una milonga muy antigua, que toco desde hace mucho tiempo. Cuando hago arreglos respeto mucho el original. Luego puedes realizar cambios que te permitan expresar cosas más personales. Pero me gusta que sea absolutamente reconocible. Lo bonito que tienen este tipo de músicas es que son reconocibles, históricas y habituales.

-Usted ha compuesto bandas sonoras de películas y música para teatro. ¿Prefiere componer música de acompañamiento, o temas más intensos, que reclamen la atención del oyente?

-Me interesa que la música sea el elemento fundamental. El año pasado hice una obra sinfónica con el Ballet Nacional, y ahí tienes que pactar lo que vas haces. Pero eso no va en detrimento de tu intensidad y creatividad, si lo haces con gente artísticamente afín. Yo hago mi música desde la mayor intensidad de la que soy capaz. La música que toco son composiciones concebidas como música pura, no de entretenimiento, de distracción. Entiendo la composición como una dedicación a lo largo de tu vida, en la que vas a pasar por muchas etapas pero siempre alrededor de tu sensibilidad e idea. Me acompaña desde niño y es una pieza clave de mi manera de entender el arte y expresarme como músico.

-Versionan Libertango

-Fue un tema en el que rompe su baraja instrumental. Es muy importante en su vida y que ha llevado a que lo conozcan mucho.

-A usted Piazzola le regaló un tema, 500 motivaciones

-En 1984 le pasé a Piazzola, a través de la ventanilla de su coche, un casete con la música que hacía con mi grupo. Un año después su manager nos llamó para decirnos que nos quería conocer. Fue una sorpresa increíble. Nos vimos con él varias veces, tocamos cuando lo hicieron Ciudadano Ilustre de Buenos Aires y nos regaló una de sus composiciones para que la arregláramos y tocáramos como propia.