"Es una aventura interesante y apasionante aunque complicada", asegura el impulsor de Garufa Club, Pepe Doré, a punto de cumplirse dos años de la inauguración de este referente de la música en vivo en la ciudad, que ya cuenta con un hueco en el circuito a nivel gallego y estatal. Aunque "nos ha cogido un tiempo complicado y la sala nació con problemas [en referencia a la reticencia de los vecinos a un local de música, ahora superada], estamos en camino de convertirnos en lo que queremos ser", afirma Doré, quien cita el IVA cultural del 21% como la mayor traba para alcanzar su objetivo: consolidarse entre las salas de aforo medio que programan música en vivo en España. Por ahora, han logrado contar con una oferta cultural estable -al menos dos actuaciones a la semana- marcada por el "eclecticismo" y la "apertura" de estilos. "Eso sí que lo hemos cumplido, que es importante", celebra el hostelero y músico.

Para la celebración del aniversario, el último fin de semana de este mes, Garufa Club acogerá un concierto de Carmen Boza (día 27), una fiesta por el quinto aniversario de la banda local Soultrack con numerosos artistas invitados (día 26) y un concierto de la residente Garufa Blue Devils Big Band (día 25). Estilos como jazz, flamenco, soul, músicas del mundo, presentaciones de libros, teatro o sesiones de DJ han desfilado por el escenario del antiguo cine Valle Inclán en los últimos dos años desde que la banda coruñesa de swing, dixieland y R&B Los Hot Chocolates lo inaugurara el 27 de febrero de 2014.

Brian Charette, Carmen Souza, Sumrá, Aerolíneas Federales, Andrea Motis, Iván Ferreiro o Edu Manazas son algunos del os artistas que han sonado en el club de Riazor y, en su mayoría, "han quedado gratamente sorprendidos por el trato y la profesionalidad que hay", afirma Doré. El impulsor asegura que el "boca a boca" resulta clave para que Garufa Club se cuele en el panorama español. "Esto juega a nuestro favor, porque tampoco tenemos posibles para hacer una campaña publicitaria. Tenemos que ir como hormiguitas: poco a poco y haciendo las cosas bien".

Este buen hacer que busca el equipo de Garufa Club consiste en "que los espectáculos se produzcan en las mejores condiciones", igual que, asegura, las otras salas coruñesas socias de la asociación de música en vivo Clubtura: Jazz Filloa, Mardigras, Playa Club y Baba Bar. "Creo que damos una respuesta profesional al hecho de dar actuaciones, porque ahora las hace cualquiera por lo que se ve", lamenta Doré, y asegura que la proliferación de actuaciones en locales sin licencia ni requisitos para programar resulta "un problema" ya que "no a todo el mundo le piden lo mismo". "La normativa a veces raya lo incumplible y después a veces vale cualquier situación", critica.

Tras organizar y escuchar innumerables conciertos entre la sala nueva y el viejo Garufa, que se despidió de la calle San Francisco con un concierto de Los Hot Chocolates el 6 de octubre de 2013, Doré tiene todavía "una ilusión": "A ver si en algún momento soy capaz de traer a Silvia Pérez Cruz. Es un tipo de bolo que creo que encajaría perfectamente por las características de nuestra sala, en la que intentamos cubrir un hueco con respecto a salas más enfocadas a un estilo concreto", apunta Doré. "Ahora estoy intentando traer espectáculos de música africana, del mundo, pero es complicado porque parece que Galicia siempre queda a desmano de todo, siempre ponen peros y se encarece", explica. El hostelero trabaja también para lograr que este año "crezca" el festival de jazz que organiza junto a Jazz Filloa y Bembiu Bar y se consolide.

Preguntado por si aún hay muchos despistados que van a la calle San Francisco en busca de un Garufa que ya no está, asegura que "la inercia de 22 años pesan mucho" y avanza que el próximo año se cumplirán 25 años del proyecto que naciera en la Ciudad Vieja y que se celebrará "como la ocasión merece". ¿Y qué ha cambiado con respecto a la vieja sala? "La diferencia sustancial es que ésta nos ha permitido unas instalaciones mucho mejores", responde Doré, y detalla: "Igual perdimos en lo entrañable que era el pequeño Garufa, no sé si en ésta lo hemos conseguido pero tampoco es un lugar inhóspito, que es un riesgo de salas con este aforo, que sean frías. Creo que es hemos conseguido un espacio agradable, habitable y cómodo para la gente".