Truñedo, una pequeña villa (ficticia) ubicada en un punto no localizado de la costa coruñesa, allá por el año 1416, es el lugar en el que se desarrolla la historia del joven Ulienco y la bella Luciena. Él es pescador, ella, aficionada a las coplas. Amigos desde la niñez, parecen llamados al casorio. Pero Luciena no es la única mujer en la vida de Ulienco, joven fogoso obligado a hacer la guerra en el frente de Cataluña. Dos años de batallas y algún tiempo encarcelado, marcan el antes y el después de Ulienco. Cuando finaliza la guerra, regresa a Truñedo; pero las cosas ya no son lo que eran. Hasta aquí se puede contar. El resto de la trama se podrá conocer en las representaciones de la obra Los falsos amores de Ulienco y Luciena, que realizará en la coruñesa sala Garufa Club la compañía Cedosbé-Cabaret los días 24, 25 y 26 de marzo, a las 22.30 horas.

La obra es original de Juan Carlos Guerra, quien se encarga de la dirección y el diseño artístico, así como de dar vida al personaje Prismundo, regente de la peluquería del pueblo y amigo y confesor de la joven Luciena. En el equipo artístico figuran, asimismo, Pablo M. Carreira (ciego), Begoña Marante (Ursinda), César Pérez (Ulienco) y Adry Segade (Luciena).

La compañía coruñesa Cedosbé nació en 1999. Su oferta se ha movido en el espectáculo de formato cabaret con comedia descarnada e irreverente en la que se introducen números musicales. Y así vieron la luz obras del propio Juan Carlos Guerra como Historias de Bar (1999), La verdadera historia de Cleopatra (2003), El inquietante caso de Pamela Guash (2006) y Estoy llorando por ti (2009), representada en una gira por otras comunidades autónomas españolas.

Paréntesis

Tras un paréntesis motivado por la situación de crisis y la falta de ayudas, Cedosbé-Cabaret vuelve al escenario reponiendo con nuevos personajes, nuevas tramas y nuevos números musicales su clásico Los falsos amores de Ulienco y Luciena, con la dirección musical de Pablo M. Carreira, la coreografía a cargo de Pastor Rodríguez y la producción musical de Adrián Vidal.

Una compañía coruñesa que, con una mágica aleación, sigue conservando la esencia inicial del montaje de esta obra que refrescan y mejoran en las tramas para conferir a sus personajes nuevas entidades para un público que retomará el gusto al siempre admirado cabaret.