-Ingresa en el instituto José Cornide de Estudios Coruñeses con un discurso de título enigmático, El manuscrito encontrado en A Coruña. Semblanza de una ciudad diferente, ¿a qué documento se refiere?

-Este instituto se dedica fundamentalmente a la investigación local, a los investigadores que trabajan en temas relacionados con la historia, con la ciencia, con la cultura, con el pasado, pero siempre vinculado, directa o indirectamente, a A Coruña. A la hora de elegir un tema sobre el que hablar, he tratado de buscar uno dentro del ámbito en el que trabajo, que es la historia de la arquitectura, y en el que A Coruña fuese protagonista. Es una ciudad con muchas historias y es muy conocida, hay muchos historiadores que han trabajado sobre su pasado. Este manuscrito inédito, poco conocido, descubre una ciudad diferente, no es el relato convencional.

-¿Dónde está el manuscrito y cómo llegó a usted?

-Se encuentra en el Arquivo do Reino de Galicia y posiblemente lo conozcan algunos historiadores pero todavía no se había publicado completo.

-¿De qué época data?

-Es un manuscrito del siglo XVIII, está dentro de la documentación militar del cuerpo de ingenieros. En aquella época, estaban construyendo la ciudad, que había dejado de ser medieval, una ciudad pequeña, para convertirse en una gran plaza fuerte, con unas enormes fortificaciones. El papel que están jugando en el desarrollo de la ciudad los ingenieros militares es muy importante. Son prácticamente los grandes protagonistas de la historia de A Coruña en el siglo XVIII. De uno de estos ingenieros militares es este manuscrito.

-¿De qué habla?

-Es un manuscrito ingenuo que debería estar dedicado fundamentalmente a su trabajo profesional, pero este ingeniero francés no tiene pelos en la lengua y no es nada amable con la forma de ser de la ciudad.

-¿Qué critica?

-Los abusos en todos los aspectos, en el comercio, en el mercado, en la administración... No hay punto que no toque en el mundo de la construcción, que es el mayor desastre que existe. Estos ingenieros militares son gente que tiene mucho mundo, que ha viajado, que conoce y ha trabajado en diferentes lugares y aquí se encuentra con una ciudad que está patas arriba.

-¿Y ellos intentaban cambiarla con su trabajo?

-Es un informe militar en el que hay que dar cuenta de cuál es el panorama en el que se encuentra la ciudad en la que tienen que trabajar los ingenieros. De lo que se trata es de fortificarla, de urbanizarla y construirla, pero el panorama de la época es demoledor.

-¿Cómo llegó a sus manos este manuscrito?

-Me avisaron de que estaba allí, por si me interesaba. Forma parte de un legado que compró la Xunta hace ya muchos años y me llamaron porque yo estaba trabajando en temas de ingenieros militares.

-¿En qué año?

-En 1990, más o menos. Y sí que era de mi interés, claro.

-¿Por eso decide reivindicarlo ahora, en su discurso de ingreso?

-La historia se hace con los aspectos agradables y los desagradables. Hay que conocerlo todo. No podemos quedarnos con una idea edulcorada del pasado cuando la realidad no es esa.

-¿Se peca a menudo de tirar por la parte buena de la historia?

-Cuando uno escribe la historia de su ciudad, trata de ser generoso. Siempre hay dos caras y uno ve la que le interesa o la que quiere ver y, a la hora de escribir, sabe que va a dejar una constancia y entonces se liman las asperezas de la historia.

-El ingeniero, sin embargo, no optó por esa opción.

-No era de aquí y, lo único que decía era que no paraba de llover.