La cantautora vasca Miren Iza lidera, desde hace catorce años, la banda Tulsa, que se encuentra girando con su último trabajo discográfico, La calma chicha. El grupo actuará mañana, a partir de las 22.00 horas, en la sala Mardi Gras, en un concierto incluido en la gira Son Estrella Galicia.

-Antes de editar este disco estuvo en Nueva York, ¿fue con la idea de quedarse allí?

-No sabía si iba a volver, la verdad. Me fui sin un plan muy claro. Yo me podía haber quedado más, pero decidí volver al año y medio.

-¿Qué la animó a irse durante un tiempo?

-Me ofrecieron un trabajo allí y sentía que era una oportunidad, una experiencia vital que podía ser importante. Era un momento en el que, a nivel musical, el grupo estaba en una especie de decadencia letárgica y decidí irme a coger un poco de energía, a ver qué pasaba.

-¿Le influyó esa época en la creación de La calma chicha?

-Yo creo que sí, la forma en la que allí se vive la música, con la que tienen una especie de relación más desacomplejada. A la vez, como al irme se destruyó un poco la idea previa del grupo a la hora de afrontar los discos, también a la vuelta la reconstrucción partió de elementos completamente nuevos, ya que no era un grupo de seis personas que tienen sus roles completamente instalados, sino que era el sonido lo que imperaba, y a partir de ahí partimos de una mayor utilización de los sintetizadores.

-¿Podría decirse que es el álbum más personal?

-No creo, pienso que todos los discos lo son a su manera.

-Pese al toque más electrónico del álbum, ¿sigue habiendo lirismo sobre el escenario?

-Sí, una cosa es hacer un disco en una casa entre tres personas, y otra cosa es sacarlo de gira, cada concierto es una nueva aproximación a lo que es el disco. Hay más piel, hay otra gente que participa del repertorio, como es el público.

-¿Qué canción definiría mejor sus sensaciones durante estos últimos cinco años?

-No hay ninguna canción que pueda definirlos. Quizás Oda al amor efímero contiene muchas de las cosas que han estado sucediendo porque lo efímero me ha perseguido un poco: cuando deshaces tu casa, tu grupo, y te vas con esa permeabilidad que es necesaria para dar un paso así.

-La música de Tulsa cuenta con múltiples influencias estilísticas, ¿fue sencillo fusionarlas para crear una línea sonora propia?

-Yo creo que sigo teniendo las mismas influencias, me sigue gustando mucho el pop de los sesenta el soul, y cosas más modernas, como música electrónica. Pienso que la fusión de estilos no es una cosa consciente, las canciones piden otro vehículo en un momento dado y es muy importante con quién te juntas para materializarlo.