En la próxima temporada 2016-2017, y concretamente en mayo, la Orquesta Sinfónica de Galicia cumplirá 25 años de existencia. Decía el viejo tango que veinte años no es nada; pero 25 años, como diría un paisano de nuestras Mariñas Meigas, xa é un algo. 25 años son el resultado de elevar al cuadrado, de multiplicar por sí mismo un número cabalístico, de hondo significado desde la más remota antigüedad. Son cinco quinquenios, cinco lustros.

En Roma, cada cinco años, se producía una ceremonia de purificación a la cual los patricios tenían obligación de acudir, bajo pena de pérdida de sus derechos civiles durante cinco años; es decir, hasta el siguiente lustratum. Quiero suponer que la Orquesta Sinfónica de Galicia preparará también una ceremonia para conmemorar el quinto quinquenio y que los aficionados deberán acudir -y de manera muy especial, sus 1.700 abonados- so pena de perder el derecho a la localidad. En la ceremonia de purificación romana, y en otros ritos de idéntico significado, se utilizaba la llamada agua lustral, que consistía en agua de lluvia -es decir, de origen divino, como caída del cielo- que se hacía terrenal mediante la introducción en el líquido elemento de un tizón incandescente. Lo del tizón, no sé yo (tal vez podría aprovecharse alguno de las hogueras de San Juan, que al fin y al cabo es una noche mágica); pero en cuanto al agua de lluvia, creo que no habrá mayor dificultad para conseguirla por estas latitudes.

Con ceremonia o sin ceremonia, con agua lustral o sin ella, la Sinfónica de Galicia ha presentado ya un atractivo programa para conmemorar el aniversario. Se alcanzarán los 25 conciertos, en la temporada de abono, cuando lo habitual son 21; se desplazará la agrupación, como viene siendo habitual, por varias poblaciones de Galicia; y se dará el ciclo completo de las sinfonías de Beethoven que, en mi conocimiento, se hizo por primera vez íntegro en la temporada 2007-2008, bajo la batuta de Víctor Pablo Pérez. Quisiera en este punto, y dada la importancia del ciclo de las sinfonías de Beethoven, recordar aquí que en el año 1967, dentro de los llamados Festivales de España, se programó en A Coruña un importante ciclo con obras de Beethoven en el que intervinieron las orquestas Nacional de España y de la Radio Televisión Española. Pero el ciclo de las sinfonías no se completó porque -ignoro la razón- no se interpretó la Segunda. En cambio se tocaron oberturas -Egmont, Coriolano, Fidelio, Leonora III, La consagración del hogar-, los conciertos para piano, números 3, 4 y 5, y el de violín. La ONE estuvo dirigida por Frühbeck de Burgos y la RTVE, por García Asensio, Ros Marbá e Igor Markevich; este último hizo una Novena inolvidable.

Otro autor bien representado en la programación de la temporada del aniversario es un músico que la Sinfónica interpreta con una notable calidad, fruto de una evidente empatía: Johannes Brahms. El titular de la orquesta, Dima Slobodeniouk, nos conquistó hace pocos meses con una versión extraordinaria de su sinfonía más difícil: la Tercera; en esta próxima temporada nos ofrecerá la Primera y algunas otras grandes obras del genial compositor hamburgués. Habrá también estrenos de diversos creadores, entre ellos algunos compositores gallegos actuales? Todo hace pensar que la temporada de los cinco lustros, tendrá un lustre especial.

Para una ciudad de 250.000 habitantes, tener una orquesta con 1.700 abonados (es curioso, prácticamente tantos como plazas disponibles en el Palacio de la Ópera) es algo extraordinario. Y cuando uno mira hacia las alturas de la gran sala del Palacio de la Ópera y ve que las localidades más económicas están llenas a rebosar de jóvenes, uno piensa que el relevo generacional está asegurado, que hay una gran esperanza de continuidad y hasta de superación cuando es la propia urbe la que quiere y sostiene a su orquesta, se siente orgullosa de ella y la considera ya como algo propio, inseparable de la identidad de esta ciudad musical que es A Coruña.