Después del temporal llega la calma. En agosto de 2006, tras diez meses cargados de polémica por la decisión del exalcalde socialista Francisco Vázquez de izar una bandera española de grandes dimensiones en la coraza del Orzán, los vecinos y la mayoría de los partidos políticos municipales apoyaron la decisión del nuevo Gobierno Local de que las banderas española y gallega ondeasen juntas en el espigón.

La decisión de incluir la bandera de Galicia junto a la de España entre las playas de Riazor y el Orzán, fue tomada por el gobierno del alcalde Javier Losada después de que un temporal en marzo de ese mismo año derribase el mástil que soportaba la bandera que Francisco Vázquez había izado el 12 de octubre de 2005.

La medida de levantar ambas insignias en la coraza fue muy bien aceptada por las asociaciones de vecinos, que vieron la igualdad entre ambas banderas una opción mejor a la anterior. El Partido Popular también apoyó esta nueva iniciativa pero el BNG se puso en contra y pidió que dejen la coraza sin ninguna bandera ya que "lo que tumbó Eolo no lo debe levantar el alcalde". Sus protestas no sirvieron de mucho y el Gobierno Local acabó cumpliendo con su promesa de permitir ondear juntas los dos estandartes.

La decisión de Francisco Vázquez de izar una bandera la bandera española estuvo cargada de polémica ya que algunos grupos municipales e incluso miembros de su propio partido la criticaron duramente a pesar de que el ex alcalde califico la medida como "un homenaje continuo" que representa "un canto a la unidad y una reivindicación de la cohesión de España" que sirve para "exaltar la historia".

El Bloque Nacionalista Galego acusó al alcalde de utilizar este evento para distraer la atención de los verdaderos problemas de la ciudad, además de recordar las actuaciones del pasado franquista, de ser una provocación y de tener un matiz de agresión y negación de otros símbolos, a su juicio.

Algunos de sus compañeros de partido también cargaron contra el ex alcalde y su polémica medida. El entonces presidente de la Xunta, el socialista Emilio Pérez Touriño, decidió desmarcarse lo máximo posible de la idea mientras que el sector más galleguista del PSOE calificó la iniciativa de ser una "barbaridad". El único apoyo recibido fue, curiosamente, del principal partido en la oposición, el Partido Popular.

La polémica continuó durante los meses durante los que la bandera ondeaba en Riazor ya que múltiples sectores se quejaron del gasto que suponía al Ayuntamiento la protección policial del monumento ante actos vandálicos al acercarse a los 7.000 euros mensuales.