La mezzosoprano barcelonesa Carol García será la encargada de dar vida a Rosina, una de las protagonistas de la ópera cómica El Barbero de Sevilla, de Gioachino Rossini, que se representa en el Palacio de la Ópera este sábado a las 20.00 horas y en la que también participan el barítono Borja Quiza y el tenor inglés Barry Banks.

-En esta obra interpretará el papel de Rosina, con el que debutó. ¿En qué medida ha evolucionado este personaje con el paso de los años?

-La primera vez que lo hice fue en una ópera estudio del teatro Real de Madrid en 2009 y era la primera vez que me subía a una escena, que trabajaba con orquesta, que hacía todo. Lo hice bien, aunque estaba muy verde y la voz era muy distinta, porque tenía 21 o 22 años. Han pasado un montón de años, la voz ha madurado más y técnicamente estoy más segura, y entiendo mucho mejor al personaje.

-¿Qué es lo que más le atrae de este papel?

-Que ella puede ser muy divertida, es muy pícara y sabe muy bien lo que quiere. Va de niña buena pero es muy determinada en cuanto a lo que busca. Sabe jugar muy bien con los otros personajes, tiene mucha conexión con todos.

-En este caso compartirá escenario por primera vez con Borja Quiza y con Barry Banks. ¿Cómo ha resultado la primera toma de contacto?

-Con Borja tengo amigos en común que habían trabajado con él o conmigo, es un chaval que sabe muy bien lo que hace y es muy resuelto en escena. De momento está yendo súper bien.

-Su carrera musical empezó cantando en coros y tocando diferentes instrumentos. ¿Cómo surgió su pasión por la lírica?

-Hice Magisterio Musical en la universidad y teníamos una maestra de Foniatría que era una cantante de ópera. En alguna clase hacíamos técnica vocal y empecé a interesarme por el tema lírico. Hasta que no me metí a hacerlo y me di cuenta de que me encantaba no me lancé. Empecé con la rueda de la lírica y ya no lo dejo.

-¿Qué aspecto de su carrera como cantante de ópera encuentra más desafiante?

-Yo diría que ser capaz de transmitir al público, porque a veces crees que lo haces y resulta que no. Y también pasar por encima de toda la competencia que hay, porque hay muchísima gente. Parece que es un mundo muy cerrado, y sí que lo es en el sentido de que siempre te encuentras con la misma gente, pero no es pequeño para nada, somos muchísimos, hay gente muy joven y muy bien preparada. Y también es un desafío pasar por encima de las políticas que tienen muchos agentes o directores, ser capaz de interesarles sin que te influyan esas políticas.

-A pesar de esos desafíos decidió dejar atrás su trabajo como profesora para centrarse en la ópera.

-Trabajé dos años como maestra y el último empecé a hacer clases de canto con una maestra de Barcelona y, a partir de ahí, me cogieron para la ópera estudio en el teatro Real, empezó a ir bien la cosa, contratos aquí y allí, entré en la academia de París y fue rodado. He tenido épocas mejores y peores, pero he contado con la suerte de poder seguir en esto.

-¿En algún momento se planteó volver a su trabajo anterior?

-Yo creo que eso lo pensamos muchos cantantes muchas veces. Hay épocas en las que piensas: 'Dios mío, ¿quién me mandaría meterme en esto?'. Pero luego es muy gratificante; ves a los compañeros, que casi siempre son fantásticos, disfrutas, el público también reacciona, y esos momentos son los que te llenan y te impulsan para seguir adelante.

-El personaje de Rosina ya es conocido para usted pero ¿cómo se enfrenta a un papel nuevo?

-Lo primero es tener la partitura delante y escuchar, teniendo alguna referencia musical de un director bueno. Luego, sin la música estudiar yo la partitura haciendo anotaciones. Es un trabajo muy lento en un principio, de asegurar todo compás por compás, y luego ya le das tu propia interpretación.

-Se formó tanto en España como en Francia, en la Ópera de París. ¿Percibe alguna diferencia entre la educación operística en ambos países?

-La calidad no creo que sea mejor ni peor, es distinta. A veces menospreciamos lo que tenemos aquí y creo que hay profesores muy buenos y cantantes fantásticos, solo hay que ayudar y promover a esta gente. Hay personas que podrían tener muy buena proyección y parece que no se les ayuda lo suficiente, pero en calidad no tienen nada que envidiar a lo que hay fuera en países como Francia o Alemania.

-¿Tiene alguna meta para los próximos años?

-Si el día de mañana mi carrera va mejor, soy más conocida y todo va bien, me gustaría ayudar a promover todo esto desde las escuelas, que la sociedad crezca con esta cultura, porque igual el problema es este, que se intenta pero se ha hecho tarde. Me gustaría que dejara de ser una cosa tan elitista, que sea más para todos los públicos.