La pintura y la escultura como expresiones artísticas confluirán a partir de mañana en la galería de arte Xerión( calle Modesta Goicouría, 7) con la exposición Máis Madeira, en la que se mostrarán al público cuadros de la pintora María Xesús Díaz y las esculturas de Tino Canicoba.

Díaz, natural de A Coruña, inició su formación artística en la ciudad. En 1987 participó en la primera exposición de arte contemporáneo de Unión Fenosa en Madrid. Desde entonces, sus obras se han expuesto en galerías de toda España y, en el extranjero, en Portugal y París. La artista entiende su obra como una interpretación abierta de quien la visite, sin un relato cerrado. "La obra y su autor son inseparables y a la vez autónomos; está creada por él para ser vista pero comprendida por cualquiera sin necesidad de su presencia", asegura María Xesús Díaz.

Entre las características de sus composiciones destacan el tratamiento del color que hace y la riqueza cromática, dando un giro de 180 grados a la pintura costumbrista. Sus creaciones han cosechado buenas críticas entre voces autorizadas de la pintura, como Francisco Arroyo Ceballos, de la Asociación Española de Críticos de Arte, o Joan Lluís Montané, de la Asociación Internacional de Críticos de Arte.

Su compañero de viaje en esta exposición, Tino Canicoba, nacido en Santiago de Compostela, se formó en la Escuela de Artes de Zaragoza, graduándose posteriormente en la escuela Pablo Picasso de A Coruña. En 1989 hizo su primera exposición en la Galería Caixa Postal. Sus creaciones, que guardan una estrecha relación con el expresionismo alemán, están repartidas en numerosas colecciones públicas y privadas de Galicia, Madrid y Cataluña.

Muchos de los rostros retratados a través de sus esculturas de madera guardan relación con el contexto social y económico de estos tiempos de crisis, con expresiones tristes y posiciones duras. Sobre él, el escritor Xosé Luís Méndez Ferrín defendió su capacidad de romper tabúes, a la hora, por ejemplo, de no respetar la máxima de "respetar las materias" y pintarlas cuando le parece conveniente. "Tino nos hace viajar a los territorios de la pesadilla, sin que podamos atrevernos a llamarle surrealista", asegura Ferrín.