Cuando un globo aerostático vuela durante demasiado tiempo, pierde las propiedades de su tela y queda relegado a un rincón. Como ya no puede volver a volar ni transportar más a las personas, la mayoría de las veces nadie vuelve a recordarlo. Pep Farrés, uno de los fundadores de la compañía Farrés Brothers i cia, ha decidido , sin embargo, remediar esto, ofreciéndole una segunda oportunidad. Ahora, y durante la función de Tripula que se representará este sábado, 3 de diciembre, en el Auditorio del Fórum Metropolitano, uno de esos globos descartados se convertirá en escenario teatral. En una nave que quizás ya no es capaz de elevarse, pero que sí sigue haciendo viajar a las personas.

-¿Qué cuenta Tripula?

-Tripula se plantea como un viaje. En ella, el público se sube a una nave especial, que les lleva a diferentes sitios a los que sería difícil llegar en cualquier otro medio de transporte.

-¿Cómo surgió?

-En esta ocasión empezamos el espectáculo de una forma diferente a las demás. Normalmente dedicamos muchas horas al guión, pero esta vez partimos de la escenografía. Estuvimos muchos meses pensando un argumento, pero finalmente vimos que el protagonista de esta historia no es el relato, sino el espacio, la propia nave.

-¿Y quién dirige esa nave?

-La tripulación, claro. Está formada por los descendientes de los hermanos Montgolfier, los inventores del globo aerostático. En la obra, han hecho un invento: el globo estático, que permite viajar a sitios sorprendentes. En realidad, la obra parte de un hecho real: antes de subir a ningún humano al globo, los Montgolfier hicieron una primera prueba subiendo a un gallo, una oveja y un pato. El misterio es que, cuando la nave aterrizó, los animales habían desaparecido. Nosotros cogimos esta anécdota y creamos un relato en el que los descendientes de estos hermanos emprenden un viaje para buscarlos.

-No sé si puede hablar de las paradas de ese viaje...

-El público que venga lo verá, pero un ejemplo es el mar de dudas, el cielo doméstico...

-Ese público irá también en la nave.

-Sí. Los espectadores verán que en un momento hay un problema, y tendrán que pasar a ser la tripulación.

-¿Es importante derribar la cuarta pared?

-Claro. Mezclar en un mismo espacio a público y actores es un paso de gigantes. La energía que te da el espectador es mucho más directa, porque no está viendo el espectáculo, sino que lo está viviendo.

-¿Y qué mensaje va a recibir ese espectador?

-Sobre todo, que el teatro es un canto a la libertad. Queremos que el público viva una experiencia, no tanto con la cabeza, sino con el corazón.