Afines del siglo XIX, España sufre la pérdida de las colonias y, sobre todo, un golpe moral: la constatación de su decadencia. Sin embargo, es uno de los más importantes momentos creativos de su historia, cuando aparecen escritores, pensadores, filósofos, que integran la llamada Generación del 98. La altura intelectual y el pesimismo la caracterizan. En la música, por el contrario, se produce la eclosión del llamado "genero chico" que incluye obras de breve duración, de ambiente amable, distendido y popular. Contra lo que podría pensarse, se crean verdaderas obras maestras, entre las que se cuentan las tres que se incluyen en este programa. Nietzsche admiraba "la música de pies ligeros", de Chueca. Y Saint-Saëns, expresaba su asombro ante la calidad de La Revoltosa diciendo: "Pues si este es el genero chico, cómo será el grande". El público del Palacio de la Ópera se levantó de los asientos tras la brillantísima fantasía de la zarzuela de Chapí. Pero no era chovinismo, sino la calidad de una música que también ponía en pie a los públicos de Europa cuando Argenta, al frente de la Nacional, tocaba el preludio de esta obra o el de El tambor de granaderos, también del compositor alicantino. Gran concierto con las variaciones de la primera parte, que puso de relieve la calidad de los solistas de la Banda; pero sobre todo, arrebatador, vibrante y emotivo en la segunda parte con esa música chica, "de pies ligeros", que esta agrupación sabe expresar y cantar tan bien.