Noite Bohemia, la compañía que nacía hace nueve años en el instituto de Zalaeta, representa esta tarde a las 20.00 horas en el teatro Colón la obra de Eurípides, Hécuba. El grupo, que dejó hace tiempo de estar limitado a alumnos del centro, interpretará la historia de la reina de Troya desde el enfoque de la fuerza femenina, recuperando al mismo tiempo uno de los relatos más viejos y menos contados de la historia: la de los vencidos.

- Están especializados en teatro grecolatino, ¿qué les hizo mirar en esta ocasión hacia Hécuba?

-Eso fue una decisión de Javier Fernández, el director. Hécuba es una obra que no se representa mucho en España, hay otras obras grecolatinas mucho más conocidas. Decidimos hacer Hécuba porque es un personaje muy fuerte y, aunque no aparezca mucho en los teatros, es muy importante después de la Guerra de Troya.

- Lo definen como su montaje más ambicioso, ¿por qué?

-Tiene danza y coreografía de expresión corporal. A mí este es el montaje que más me gusta, sobre todo la escenografía que hemos hecho. Normalmente utilizábamos una tela de fondo con la escena que se fuera a representar, pero este año el decorado está formado por objetos más pequeños y reales y es más fácil imaginarse la escena. También hemos usado efectos como láseres, para darle un toque de espectáculo.

- Hécuba sufre por la guerra y la pérdida de sus hijos. Siendo tan joven, ¿cómo logra ponerse en su lugar para interpretarla?

-Es complicado. Hécuba es la mujer de mayor edad que he interpretado y ha sido muy difícil. Nunca te vas a poder poner en su piel, pero cuando lees la obra tienes que contextualizarte en lo que le está ocurriendo. El hecho de conocer el resto de historia también ayuda. Antes de esta obra hicimos Ifigenia en Áulide, que narraba cómo los griegos decidían partir a Troya para luchar. Eso, junto al texto, te guía y ayuda a meterte en el papel.

- ¿Fue un reto muy grande?

-Sí, bastante. Al principio estaba muy agobiada, porque mi actuación ocupa la mayor parte del tiempo y es una responsabilidad enorme. Pero luego ves que estás amparada por el resto de tus compañeros, y al final con los ensayos generales y las representaciones, el personaje va ganando.

- Dicen que con Hécuba buscan salir del lado victimista de la guerra, ¿cómo se logra eso con una historia tan dramática como esta?

- Hécuba es una tragedia porque se le mueren dos hijos, acaba de salir de la guerra, y todas las troyanas están junto a ella en la playa esperando a que las lleven a Grecia para ser esclavas. Pero además de la tristeza que le produce ese drama, lo que experimenta es odio. Quiere vengarse de todo lo que le hicieron. Quisimos mostrar que Hécuba y las troyanas son unas mujeres fuertes que, aunque hayan salido de una guerra, no van a estar llorando, sino luchando.

- Toda la historia gira en torno a la crueldad de la posguerra. ¿La obra de Eurípides sigue siendo actual?

-La mayoría de las historias de la tragedia griega se pueden traer al siglo XXI. Por ejemplo, podríamos trasladar Hécuba a todos esos refugiados que vienen a Europa huyendo de una guerra de la que no tienen culpa y que están desamparados, igual que como estaban las troyanas y Hécuba después de la guerra de Troya. Demuestra que no hemos aprendido nada después de 2.500 años.

- Su participación en esta obra procede de un camino que inició en el instituto de Zalaeta, ¿falta teatro en las escuelas?

-Sí, el teatro debería ser una asignatura en el colegio. Ganas mucha empatía, algo de lo que carece mucha gente, porque tienes que meterte en un personaje con el que a lo mejor no tienes nada que ver. También te ayuda en las relaciones sociales, porque te desinhibes y, en nuestro caso, en historia. Aprendemos muchísima.