El que durante 20 años fue el director de la Orquesta Sinfónica de Galicia, Víctor Pablo Pérez, regresa esta tarde a las 20.30 horas al Palacio de la Ópera para dirigir la última iniciativa que propuso antes de su marcha a Madrid. El músico, al frente desde el 2013 de la orquesta de esa comunidad, conducirá un concierto especial, donde los tres coros y la Orquesta de Niños actuarán por primera vez junto a los profesionales de la Sinfónica. La pieza que abrirá la función será Ma mère l'Oye, de Ravel, a la que seguirá el estreno de la obra de Juan Durán, Troula, y un Requiem en re menor de Fauré en honor al recientemente fallecido director Alberto Zedda.

- ¿Qué siente al volver a dirigir una orquesta que se ha formado bajo su dirección?

-Un gran placer, porque entre los músicos tengo muchos colegas que me reciben con cariño en recuerdo del tiempo en el que estuvimos construyendo todo este proyecto, un referente indiscutible orquestal en España que juega en la Liga de Campeones europea

- Estuvo a su cargo durante 20 años.

-Sí. Empezamos solo con la orquesta profesional y luego se fueron construyendo las demás instituciones dependientes: la orquesta de jóvenes, el coro, la orquesta de niños y los pequeños cantores. Y una vez que yo me marché, empezó un programa muy ambicioso de tipo social, que atiende a colectivos desfavorecidos y que los coloca dentro de todo este complejo musical.

- Dirigirá un concierto en el que la Orquesta de Niños actuará con la Orquesta Sinfónica de Galicia por primera vez, ¿por qué se ha tardado tanto en unirlos sobre un escenario?

-Porque no es habitual. Es un proyecto muy nuevo, y consideré que era un momento precioso, con motivo del 25 aniversario de la orquesta, hacerlos debutar. El objetivo es que los niños y los padres, que cada fin de semana hacen el sacrificio de traerlos a ensayar desde diferentes sitios de Galicia, puedan ver que hay un horizonte, que sus hijos se están formando para un futuro. Y que ese futuro está dentro de una Orquesta Sinfónica.

- ¿Y cómo los ve?

-Encantados y felices, en un muy buen nivel.

- Será una actuación en la que se estrene Troula , de Durán.

-Sí. Es un compositor con la capacidad de trabajar casi a la carta. Le dije: "Juan, quiero una obra donde se pueda lucir la Orquesta de Niños y en la que toque con todos los demás". El resultado ha sido una obra pequeñita que tiene una serie de temas gallegos muy alegres y frescos, desde una muiñeira hasta una Rosa de abril de Andrés Gaos.

- Le dedicarán el concierto a Alberto Zedda, el director.

-Fue una cuestión de última hora. Desgraciadamente, el maestro Alberto Zedda ha fallecido la semana pasada. Era un hombre muy vinculado a la orquesta y al Festival Mozart, que ha sido una autoridad mundial, el mayor especialista sobre Rossini. Creo que es justo hacerle un homenaje inmediato, y es curioso que coincida con el réquiem de Fauré, porque es el más humano, amable y espiritual. Y él era un hombre así.

- Una vez dijo que el principal reto de un director era emocionar al público, ¿nos emocionará esta tarde?

-Espero que sí. Ravel va ser un comienzo muy tierno para el concierto, y la participación de los niños será un punto de inflexión, porque van a empezar a saber si esta es su vocación. La verdad es que estamos haciendo un gran trabajo. Pero no basta con ser un referente, tenemos que parecerlo. Los políticos tanto de la Xunta como del Ayuntamiento deben ser conscientes de que no es para una élite. Este es un proyecto para mucha gente, que está haciendo posible un futuro distinto a través de la música, y que hay que cuidar. Por ejemplo, hay que reformar el Palacio de la Ópera. Tiene goteras y butacas sueltas. Y cuanto más se tarde, peor.