Silvia Rábade y Carlos Tajes, el dúo coruñés que da vida a Escuchando Elefantes, inician este viernes a las 22.30 horas en el Playa Club la gira de presentación de su nuevo disco, Hope. El grupo, famoso por sus actuaciones a pie de calle, realiza en su tercer álbum un cambio de rumbo hacia el rock, alejándose de sus clásicos ritmos folk pero manteniendo la naturalidad con la que siempre han querido sellar todas sus canciones.

- Presentan nuevo álbum, y lo hacen con una compañía especial, Glen Hansard.

-Sí, en parte de la gira compartimos escenario. De hecho, hacemos presentación en A Coruña y luego ya tenemos seis o siete fechas con él. Nos coincidió muy bien y nos apetece mucho, la verdad.

- Es un artista que admiraban.

-La primera vez que lo escuchamos fue en el 2004, y nos enamoramos totalmente. Fue curioso, porque luego nos lo encontramos en persona y nos invitó a tocar con él una canción en un teatro de San Sebastián. Desde entonces lo vemos a menudo y la admiración que sentíamos por su trabajo se ha convertido en una admiración personal.

- Con él llevarán por España Hope , un disco más eléctrico que sus trabajos anteriores. ¿Cómo tomaron esta nueva vía?

-Montamos un estudio para hacer este disco y en él estaba la batería, porque Carlos llevaba un tiempo tocándola. Yo siempre pensé que era muy mala para eso, pero un día entendí lo básico, y empecé a tocarla. Eso fue desencadenando los acontecimientos, porque a Carlos le permitió investigar otro tipo de sonidos con la guitarra. Le hemos dado un tinte al disco más rock que folk, y estamos muy contentos con el cambio, porque refleja esa potencia que tenemos en directo.

- Lo definen como "un camino de la tristeza a la alegría sin perder la esperanza".

-Es un álbum en el que queríamos transmitir un sentimiento, que la gente se quedara con que siempre puede salir algo bueno. Hay canciones más tristes y otras más alegres, pero todas tienen en común ese factor de esperanza.

- Adelantaron varios sencillos antes del lanzamiento del álbum, como Anyway . Su videoclip cuenta cómo surge el amor entre dos de sus seguidoras, ¿era una reivindicación?

-Sí. Creemos que el amor es libre, siempre lo ha sido y siempre lo será. Y no solo el amor, también las personas. En este caso quisimos mostrar la impotencia de estas chicas que lo único que quieren es quererse, que es lo más bonito del mundo, pero a las que no se lo permiten. Se basa también en una historia muy cercana, en la que vimos que la gente, al enterarse de la sexualidad de una chica, cambiaba la forma de hablar con ella. Carlos se sorprendió mucho y dijo que teníamos que hacer un vídeo sobre esto, porque no es normal que en la época en la que vivimos todavía haya gente que cambie su forma de actuar respecto a una persona solo por que sea homosexual, bisexual o incluso por ser mujer.

- Este álbum muestra su crecimiento, ¿han evolucionado más con este trabajo que con otros?

-No es que hayamos evolucionado más, pero sí es en el que más hemos cambiado. De un rollo más tranquilo y dulce, hemos pasado a uno más randa [se ríe]. Somos más directos.

- Tratan de tocar, también en Hope , "sin trampa ni cartón", ¿hay mucho de eso en el mundo de la música?

-Ya desde el estudio hay un montón de trampas. Hay películas musicales que directamente no puedo ver por el nivel de Auto-Tune. Nosotros somos grandes defensores de no usarlo, porque después en directo no vas a sonar así, pero la industria ha hecho estándar un tipo de formato que no es natural.

- Cuando salió su primer disco dijeron que tenían un campo limitado. Ahora, con el tercero, ¿ven un horizonte más amplio?

-Somos gente muy humilde en ese sentido, no tenemos pretensiones. Nuestro propósito en la vida es tocar y vivir de esto, y disfrutarlo como lo estamos haciendo ahora, sea en el escenario que sea.