Un retrato de Miguelanxo Prado saluda a todo el que se aventura en el interior del Kiosco Alfonso. La pieza, que preside la entrada del edificio, supone la primera toma de contacto de los visitantes con la muestra Miguelanxo Prado 2003- 2016, una selección que exhibe hasta el 1 de mayo 320 de las obras creadas por el ilustrador coruñés durante los últimos 14 años. El conjunto, una serie de dibujos, ilustraciones, viñetas, bocetos y pinturas; conforma el tercer repaso histórico realizado por la carrera del artista, en el que predomina como temática la conexión con el mar.

Su presencia más fuerte está en De Profundis. El filme, un romance de sirenas y naufragios, se representa en la muestra por medio de más de 60 ilustraciones, dibujos y storyboards que cubren las paredes de toda una sala. Se trata de uno de los proyectos más grandes acometidos por Prado en este tiempo, que implicaron seis años de dedicación, y que solo puede compararse con Ardalén, otra obra estrella de la muestra. El libro, también con su propia estancia, supuso cuatro años de esfuerzo, y deja ver de nuevo el mismo eco salado de la animación.

" De Profundis y Ardalén son los proyectos más grandes, a los que les he dedicado más tiempo", cuenta el ilustrador, que añade a la lista de platos fuertes las obras de la exposición Miguel EN Cervantes, su historia sobre el fraude bancario Presas fáciles, las piezas de Xabarín y sus colaboraciones con autores como Manolo Rivas, Moncho Caride y Agustín Fernández Paz.

Además de estas obras tan conocidas, Miguelanxo Prado 2003-2016 también permite descubrir piezas menos populares. Entre ellas destaca Architeuthis, un breve cómic producido con la ayuda de un especialista, en el que Prado continúa el tema marino: " Architeuthis es una obra de cuatro páginas surgida de un proyecto que me propusieron, un maridaje entre artistas y científicos en el que escogí a un especialista en el Architeuthis dux, el calamar gigante. A pesar de ser un cómic, es algo que la gente no conoce, porque se movió más por medios científicos", afirma.

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Miguelanxo Prado 2003-2016 en el Kiosko Alfonso

Acompañando al calamar gigante, hay peces, partidas de cartas submarinas, y mares embravecidos, que completan una de las retrospectivas más significativas para Prado: "Esta exposición tiene un poso especial, porque fue un periodo en el que decidí embarcarme en proyectos que claramente no eran comerciales. Fueron proyectos de mucha implicación, que no podía hacer a los 35, pero que ahora puedo realizar porque puedo permitirme asumir el riesgo", explica.

Ante la pregunta de si continuará asumiendo riesgos de cara a la siguiente exposición, el artista asegura que seguirá dedicando tiempo a los proyectos que más le interesen, pero que otros no se repetirán: "Hay cosas, como De Profundis, en los que jamás me volveré a meter. Lo hice una vez y me llega, no soy masoquista [se ríe]. La idea es seguir haciendo cosas interesantes, o que supongan un plus de diversión. Pasarlo bien también es necesario, no todo puede ser tan serio".