Está sumida en varios proyectos, pero ha encontrado un hueco para subirse al escenario. La cantautora Zahara, empresaria desde algún tiempo y novelista el próximo mayo, ofrecerá como parte del programa Escenarios Mahou un concierto en A Coruña íntimo, en el que recuperará las canciones de su último trabajo Santa. La actuación, que comenzará a las 21.00 horas en la sala Bunker (Cormelana, 6), será uno de los pocos que la artista ofrezca este año, un periodo que dedicará a la creación y composición de su siguiente lanzamiento.

- Viene a A Coruña en el que dicen que es su momento profesional más dulce, ¿es así?

-Sí, estoy en un buen momento. Todo lo que pasó con Santa fue maravilloso, me permitió montar mi propio sello y la respuesta de la gente fue fantástica. También acabo de escribir un libro que se publica el 18 mayo, así que estoy encantada.

- ¿Cómo fue ese encuentro con su cara literaria?

-Era algo que siempre había querido hacer, pero nunca había tenido ni el tiempo ni la determinación hasta ahora. La novela se llama Trabajo, piso, pareja, y es la historia de una relación desde que son dos desconocidos, hasta que se establecen como pareja en Madrid.

- Un libro es un gran frente, pero en su carrera predomina la música, como la que traerá al concierto de esta noche. Cantará temas de Santa , un álbum marcado por la religiosidad, ¿por qué escogió esa temática?

-No es que la escogiera, me escogió a mí. Fui haciendo canciones, y en ellas había muchas metáforas religiosas. Buscaba jugar con eso, pero de una manera estética, porque el contenido es bastante carnal.

- Eso se ve, por ejemplo en Inmaculada Decepción .

-Sí. La realidad cristiana habla del perdón asociándolo a la culpa, y los que hemos sido educados en esa religión cargamos con un remordimiento que muchas veces nos impide incluso llevar una vida normal y hacer lo que sentimos que tenemos que hacer. Inmaculada Decepción para mí es una canción en la que, desde el lenguaje religioso, perdono o dejo de juzgar esas decisiones que alguna vez tomé como mujer y por las que sí que fui severamente juzgada.

- De esa religiosidad se desmarcan algunos temas, como Donde habitan los monstruos , que compuso por el libro de Sendak.

-Por el libro y por la película. La historia era una de mis favoritas de niña, y cuando la llevaron al cine, aluciné. Quería que la letra fuera sencilla y evocadora, como la historia, y al final es una de las que más carga emocional tiene, porque conecta con mi yo infantil, con el yo de los miedos y con todas esas cosas que están ahí siempre y que, si las dejas crecer, se convierten en monstruos que te devoran.

- ¿Y cuáles son los monstruos de Zahara?

-Creo que con el carné de artista ya viene el carné de todos los demás miedos: el miedo escénico, al fracaso? Recuerdo que cuando saqué Santa, el primer adelanto fue Salvaje, y tenía pánico, porque yo el disco lo hago pensando en mí, sin que me importe que le guste o no a la gente. Pero el día que lo sacas sí que te importa [se ríe]. Ese es uno de mis mayores temores. Luego en la vida personal, temo decepcionar, y también tengo un miedo curioso: miedo a perder una extremidad. Tengo un pánico horrible a perder alguna parte de mi cuerpo. Me meto en el mar, salgo y me miro, en plan "¿Está todo en su sitio? ¿Me habrá mordido un tiburón, me habrá quitado un pie y no me habré enterado por la adrenalina?" [se ríe].

- Habla del miedo al rechazo de su música. Supongo que el cambio de sonido de Santa acrecentó ese temor.

-Para mí era una transición completamente natural. Llegar a un sonido más eléctrico era algo que me pedía el cuerpo desde hacía mucho, y también una manera de llevar al disco algo que pasaba en directo, donde soy mucho más cañera. Pero pensado fríamente, para mis seguidores habían pasado 4 años de un disco súper oscuro, que a veces escucho y, aunque me encanta, me hace preguntarme cómo la gente sobrevivió a ese dramón. Tenía miedo de que no se entendiese la transformación, pero fue bonito ver que el cambio no solo había sido mío, sino que mis fans también habían pasado por él.

- Todos estos cambios llegan unidos a otro, la creación de su propio sello discográfico, ¿la diferencia es muy grande?

-Sí. Con Universal eran siempre peleas. Ellos querían una cosa, yo otra, y era agotador estar discutiendo continuamente. Cuando di el paso de montar mi propio sello, lo hice porque me daba pereza volver a trabajar con alguien en quien no confiaba. Ahora estoy tranquila, y decidir es una de las mayores satisfacciones.