Soldados, limpiabotas y vendedoras de guantes se reúnen esta tarde para bailar en el Café da estación, el espectáculo con el que el Conservatorio Profesional de Danza cierra su curso escolar y con el que el Teatro Colón reabrirá sus puertas después de que la Diputación haya recuperado su gestión directa. A través de la participación de unos 130 alumnos, de todos los niveles del centro salvo el de iniciación, la entidad recreará a partir de las 18.30 y las 20.30 horas los divertimentos de una cafetería del París del siglo XX, que se inspira en parte este año en una de las obras más reconocidas del coreógrafo Leonide Massine, Gaîté Parisienne.

A diferencia de la del alemán, sin embargo, la función del conservatorio no comenzará en el club. Empezará en la estación, donde una quincena de viajeros y vendedores de periódicos se concentrarán para dar comienzo al primero de los seis números de baile que componen el espectáculo. "Hemos querido hacerle un homenaje a las compañías de danza de entonces, que salían y se encontraban en una estación de tren", explica el director del conservatorio, Luciano Gómez, señalando las coreografías de baile contemporáneo y clásico como el hilo conductor de la trama. En ella, y a lo largo de la función, se cruzarán varios de los personajes que existían en aquel París del Segundo Imperio, como las institutrices y las floristas de las primeras cinco escenas, que darán paso luego a la parte del show construida sobre el trabajo de Massine. Las cocodettes, los camareros y las popupées serán entonces los protagonistas, así como las bailarinas de cancán, que escenificarán el número estrella de la gala. "El cancán es la actuación con la que cerramos el espectáculo, un número que siempre deja a la gente muy impresionada", comenta Gómez.

La mezcla en la función de la coreografía del Gaîte Parisienne con la diseñada por los profesores del centro no ha sido la única innovación en la obra de Massine, que también ha alcanzado al elenco. "Está bastante bien reconstruido, pero se han hecho algunos cambios. Por ejemplo, no están todos los personajes, porque no había suficientes alumnos", dice el director.

Las edades de estos bailarines abarcan desde los 8 a los 18 años, de modo que las coreografías también se han ajustado en función del grupo. La danza está "adaptada al nivel" de los distintos conjuntos que, a pesar de que llevan trabajando en el espectáculo ya dos meses, afrontan la gala con cierta inquietud. "Están nerviosos, salir al escenario siempre infunde respeto", declara Gómez, asegurando que, sin embargo, no les afecta ser los responsables de estrenar el nuevo periodo del Teatro Colón, ahora a cargo de la Diputación. "Supongo que la forma de llevar el teatro variará un poco, pero para nosotros es lo mismo. Estamos muy acostumbrados a esta casa", zanja.