Circo, educación y compromiso social son los valores principales de Fekat Circus, Circo floreciente en su traducción al castellano, un grupo etíope que ha puesto en marcha varias iniciativas que se centran en mejorar la vida de los niños de ese país. Para ello, llevan a cabo un proyecto de transformación social que lucha contra la pobreza y la falta de recursos que afecta a millones de personas de Etiopía. Ocho jóvenes de esa nacionalidad, de entre 18 y 32 años, dan vida a este circo, que actuará este sábado a las 22.00 horas en la plaza de María Pita.

Fekat Circus nació en el año 2004 en la capital de Etiopía, Adís Abeba, cuando un grupo de jóvenes que vivían en la calle decidió luchar para conseguir una vida mejor, tanto para ellos como para los niños que vendrían detrás. Este es un proyecto de circo social, que intenta ayudar a niños y niñas que están en riesgo de exclusión social; "empezaron con actuaciones callejeras y vieron que esto servía de motivación para los más pequeños, que incluso iban con más ganas al colegio", explica Ana Villa, productora de la gira.

En escena, es un espectáculo potente e intenso, que engancha como un buen libro y del que es imposible desconectar. Música africana, también específica de Etiopía y de otros estilos se entremezclan con un toque de humor durante más de una hora de espectáculo. La puesta de la luna llena es una representación que los artistas utilizan para mostrar la importancia que tiene para ellos la hora de la comida, un momento que en África tiene un significado muy cultural. "Nadie come solo y la comida es lo más importante porque es lo que más carece. Todos son diferentes pero todos se necesitan y luchan contra nuestro individualismo, sin entender cómo alguien puede comer solo en un restaurante", explica Ana Villa.

Con el objetivo de hacer llegar a la gente los problemas diarios en Etiopía, los artistas se suben a un escenario para plasmar sus más íntimas señas de identificación. Desde el escenario, también trasladan sus costumbres y sensibilizan a la gente con temas tan preocupantes como las drogas, el VIH o la falta de educación por la que pasan los niños etíopes ante la falta de medios.

Las actuaciones de Fekat Circus son algo más que un medio de transmisión cultural ya que el grupo circense está presente en escuelas, orfanatos y prisiones. Organizan actividades en un colegio del centro de Adís Abeba y colaboran con el hospital Black Lion, donde un grupo de profesores llega hasta más de 12.000 niños del materno-infantil y del área de oncología. Durante dos horas diarias anima sus estancias hospitalarias con doctores payaso y animadores. El circo también ha llegado hasta las cárceles etíopes, de difícil acceso, en las que ayuda a niños en situación marginal a reinsertarse en la sociedad. "En las prisiones hay menores y gente sin identificar que muchas veces no deberían estar ahí", relata Ana Villa. También tienen abierta una iniciativa de micromecenazgo para poder llevar una carpa a Etiopía y acondicionarla para que sirva de hogar a los niños y niñas que viven en la calle.

El circo está en plena gira, inicialmente creada como una forma de intercambio cultural, para que artistas y estudiantes de circos internacionales aprendan otras culturas y puedan compartir experiencias. "Hace cinco años esto era una cosa muy sencilla, a día de hoy se ha creado una compañía profesional", explica Villa. Este año, Fekat Circus lleva un ritmo de 40 actuaciones en tres meses y está presente en los mejores festivales de España y Francia. Actúan en A Coruña después de haber pasado por ciudades como Ibiza, Huesca, Jaén y Madrid.