Carmen Rey, Ángeles Dorrio, Marga Ramos y Betty Queiro son Ejazz, una banda vocal que versiona a capela ritmos tan dispares como el jazz, el pop y la bossa nova. Ganadoras del Premio Martín Códax da Música en la categoría de Coros e Grupos Vocais de este año, las cantantes se preparan para iniciar una nueva temporada en salas gallegas como el Bâbâ Bar, donde este viernes a las 22.00 harán música con la única ayuda de sus voces.

- ¿Cómo acaban todas estas artistas en un proyecto como Ejazz?

-Marga, Ángeles y yo tenemos un trío que se llama Gospel 3, con el que cantamos en bodas. Haciendo los arreglos para el grupo, veía que algunos temas con una cuarta voz sonarían más completos. Así que decidí iniciar otro proyecto para hacer algo más complejo, ampliar el campo y hacer otro tipo de canciones. Llamé a Betty, que es alumna mía, y aquí estamos.

- ¿Querían darle salida a su interés por otro tipo de ritmos?

-En realidad, en el cuarteto yo me voy a centrar en el jazz, Ángeles en el soul, Betty en el rock, y Marga en la música brasileña. Vamos escogiendo los temas en función de lo que nos gusta a cada una de nosotras. Al principio lo hicimos de una forma un poco desordenada, pero ahora cada una se centrará en un estilo.

- ¿Nunca versionan los temas propios que tienen cada una?

-No, no quiero llevar por ahí al grupo. Hice la banda en primer lugar para aprender cómo resolver problemas musicales solo con cuatro voces, fue un poco egoísta por mi parte [se ríe]. La composición no la hemos contemplado y no creo que el grupo tenga que tirar por ahí, porque para eso tenemos nuestros proyectos individuales, en los que cada una se explaya como quiere.

- Aquí cantan a capela, ¿implica más trabajo que un grupo de jazz al uso?

-Implica muchísimo más trabajo, no solo por hacer el arreglo sino también porque luego hay que afinarlo y no hay nada que nos ayude. Estamos solas, sin instrumento que mantenga la afinación. Es un riesgo, pero eso era lo que me interesaba, tirarme a la piscina. Mientras que en el jazz lo más complicado es la improvisación, aquí lo es hacer el arreglo que marco, que no es precisamente fácil. Solo tienes el entendimiento entre las cuatro.

- ¿Usar solo la voz es una ventaja o una desventaja comercial?

-Creo que es un proyecto muy atractivo. A la gente le parece novedoso, porque a pesar de que es algo que se ha hecho desde hace mucho tiempo, aquí ahora mismo no hay grupos exclusivamente vocales. Al público también le sorprende que seamos cuatro chicas, sin graves, que sostengan el arreglo y la atención. Y a nosotras también [se ríe], nos sorprende su feedback. Nos devuelven muy buena energía.

- La han recibido recorriendo las salas gallegas, pero también las de Madrid. ¿Cómo las reciben a nivel nacional?

-De Madrid vinimos subidas en una nube. Fue genial, tuvimos una invitada especial, Mónica Ferreiro y el aforo estaba lleno. Siempre vas con un poco de miedo, porque parece que en la capital va a haber más competencia, pero fue una experiencia muy positiva, nos vinimos con el ego crecido [se ríe].

- ¿Tienen previsto llegar a más zonas de España?

-Claro que sí. Estamos dispuestas a ir hasta el infinito, nuestra idea es llegar a donde nos dejen.

- En Galicia no les va mal. Este año se hicieron con el Premio Martín Códax, ¿qué supuso para ustedes?

-Supuso más visibilidad. Hemos conseguido algunas actuaciones gracias a eso, porque nos conocieron. En ese sentido lo hemos notado.

- Competían con Encaixe y Sisters in the House, para la que también hace los arreglos.

-Sí. Me sorprendió que saliéramos los dos nominados, pero me alegro porque es mi trabajo [se ríe]. Me dio pena porque los dos no podíamos ganar. Creí que iban a ganar las Sisters, pero salió así.

- ¿Qué objetivos tienen para esta nueva temporada?

-Vamos a renovar repertorio y a ver si conseguimos entrar en los festivales de jazz. Este año ya estuvimos en dos, y nos gustaría abrir más ese campo. Queremos seguir aprendiendo y, sobre todo, tocar. Tocar es el único objetivo.