Los cambios históricos y artísticos del siglo XVI se ponen a estudio en la nueva edición del ciclo de conferencias de la Fundación Barrié, La era de los genios. De Miguel Ángel a Arcimboldo, una serie de charlas destinadas a llamar la atención sobre la importancia del arte partiendo de casos concretos de la historia. Las jornadas, que la entidad organiza desde 1999 en colaboración con la Fundación Amigos del Museo del Prado, llevarán al número 9 del Cantón Grande a expertos de nivel nacional e internacional que, cada jueves desde el 2 hasta el 23 de noviembre, explicarán en la ciudad el movimiento manierista a través de sus autores más representativos.

El director del ciclo, Francisco Calvo Serraller, será el encargado de abrir mañana a las 20.00 horas las conferencias con una charla introductoria. El catedrático de Historia del Arte comenzará la edición exponiendo algunos términos críticos que se empleaban en la época para describir las obras, y que demuestran que, dentro del Manierismo, el arte había dejado de estar íntimamente ligado a la belleza. "Se hablaba de gracia, o de capricho. Una irregularidad que no cumplía el canon, pero que era muy atractiva", explica Serraller, señalando acontecimientos como el descubrimiento de América y el cisma protestante, como la causa directa de ese alejamiento. "Cambiaron el panorama occidental, y el arte lo refleja. Cuando hay cambios abruptos, surge la genialidad", añade.

Precisamente los genios resultantes de estas transformaciones serán los protagonistas de las siguientes conferencias, en las que hablarán catedráticos tan prestigiosos como el profesor de Arte y Arqueología de la Universidad de Princeton Thomas Da Costa Kaufmann. El conferenciante, "una autoridad internacional sobre el siglo XVI", se centrará el día 9 en la figura de Giuseppe Arcimboldo, al que le seguirán Benvenuto Cellini el 16 y El Greco el 23, todos artistas que cuestionaron el canon clásico. "Los griegos pensaban que la belleza tenía unas reglas matemáticas. En el Manierismo hay un mayor criterio personal, la gente pensó que no tenía por qué constreñir el arte a algo bello", cuenta el director del ciclo.

Las consecuencias de este nuevo enfoque fueron "perspectivas más distorsionadas, colores más arbitrarios" y un mayor peso de la fantasía. Las piezas resultaron tan "extrañas" para muchos que el movimiento no contó con reconocimiento en la historia del arte hasta el siglo XX, cuando dejó de considerarse una "corrupción del canon". "Encaja muy bien con el afán experimental del siglo XX", explica Serraller, que espera que el ciclo ayude a los asistentes a "apreciar el arte" y a entender que "habla de ellos mismos". El año que viene, las charlas se trasladarán a la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Santiago, donde se desarrollarán durante febrero y marzo.