El escritor y conferenciante Andrés Pascual se adentra en el mundo del equilibrio emocional con El oso, el tigre y el dragón, "una herramienta nueva para entender lo que nos pasa por dentro" escrita en colaboración con Ecequiel Barricart. La obra, ganadora del Premio Urano de Crecimiento Personal, la presentará esta tarde el riojano a las 20.00 horas en la librería Moito Conto (San Andrés, 35), donde hablará de estos tres animales que "se tatúan en tu corazón y aparecen a lo largo de tu vida para advertirte por qué camino seguir".

- Trata el tema del fracaso laboral, una situación que sufren muchos hoy en día.

-Casi todos en un momento u otro de nuestra vida nos identificamos con el protagonista, Gabriel. Nos da la sensación de que estamos habitando Sombría, el escenario de la fábula, en el que da igual que el cielo esté azul porque lo vemos todo gris. El secreto es que todos tenemos dentro la herramienta para convertir Sombría en Radiante, la otra ciudad en la que vivir.

- Esa herramienta son el oso, el tigre y el dragón, ¿cómo se encontró con ellos?

-Fue una revelación de mi amigo Ecequiel, que me pareció tan maravillosa que el día que me la contó le dije: "¡No vas a escribir tú el libro, lo voy a escribir yo!" [risas]. Hablando en serio, los dos consideramos que merecía una fábula literaria. Cuando estamos mal por dentro no somos capaces de enfrentarnos a tratados sesudos.

- ¿De qué modo nos ayudan?

-Son una herramienta mágica para reconocer nuestros problemas y saber qué camino tenemos que tomar para buscar la solución. Muchas veces sentimos estrés, miedo o vacío y no sabemos por qué. El oso, el tigre y el dragón nos ayuda a situar nuestra vida en tres planos, en el de las emociones, el de las acciones y el del propósito, y nos facilitan ver cuál de ellos funciona mal para buscar la solución, el equilibrio y la plenitud.

- ¿Cuál domina hoy?

-Hay mucho desequilibrio, la sociedad actual nos empuja a alimentar de forma casi exclusiva al tigre. Nos dice que tenemos que conseguir metas, que todo lo que no genere un rendimiento automático no tiene ningún tipo de valía, pero si perdemos de vista el propósito vital que ilumina todo lo demás y que nos aporta el dragón, nos convertirnos en esclavos de nuestras propias metas. El querer siempre más significa vivir anclados en la carencia. De ahí viene el estrés, por ejemplo. De no saber valorar el esfuerzo que nos pide cada meta con relación a cuánto nos va a acercar a nuestro propósito vital.

- Gabriel piensa que fallar en el trabajo es fallar en la vida. ¿Cómo se evita vincular el éxito profesional al personal?

-Teniendo un oso sano, que nos diga que merecemos todo nuestro amor independientemente de cómo se desarrollen las metas en el mundo de las acciones que gestiona el tigre. Si tenemos un oso enfermo que nos está diciendo constantemente al oído "eres un fracasado, si estás en paro jamás vas a poder salir del pozo", el tigre va a estar lastrado para reconducir la situación. Para amar las cosas que queremos hacer, primero tenemos que amarnos a nosotros mismos por encima de las metas.

- Los libros de crecimiento personal como el suyo proliferan mucho hoy en día, ¿cómo ve el panorama del género?

-Al igual que en las novelas románticas o de misterio, los de auto ayuda han de valorarse uno a uno. Serán válidos los que nos ayuden a entender mejor cómo funciona el mundo y nosotros por dentro. Al final, ningún libro nos va a dar la solución para que nos pasemos el resto de nuestra vida tomando caipiriñas en el Caribe. Pero tenemos que ser conscientes de que tenemos dentro de nosotros la fuerza para afrontar cualquier desafío. El oso, el tigre y el dragón son tres compañeros de viaje que nos arrojan un poco de luz en los momentos más oscuros.