Desde 1987. Ese es el tiempo que Teatro do Noroeste lleva sobre los escenarios, dando vida tanto a textos clásicos como a las palabras de los nuevos autores gallegos, que dejan junto a la compañía su huella en la historia de la dramaturgia. La agrupación teatral, fundada por Eduardo Alonso y Luma Gómez para, en palabras del director, "hacer un teatro en Galicia al servicio de la sociedad", cerrará hoy la celebración de su aniversario en el Colón con una reflexión a las 11.00 horas sobre el arte escénico gallego, que culminará con el estreno de un documental sobre su trayectoria.

30 anos actuando: que nos quiten o bailado! es el título del largometraje en el que la compañía ha querido resumir su carrera. La pieza de Eva Alonso se proyectará a las 21.00 horas, y compartirá con el público un repaso por las cerca de 40 obras representadas por el grupo, así como entrevistas a sus integrantes. Una de ellos, Gómez, participará también en la mesa redonda. La representante de Noroeste se sumará a A arte escénica na encrucillada: pasado, presente e futuro do teatro galego, en la que hablará con personalidades como la presidenta de Escena Galega Belén Pichel, la presidenta de la Academia Galega de Teatro Imma António y la actriz Vicky Pérez.

"Nos darán las claves de dónde estamos, a dónde vamos, y si esto tiene solución", explica Eduardo Alonso, que señala la crisis económica como el principal escollo que, el teatro en general y su compañía en particular, todavía tienen que batir. "Tenemos la vocación de montar espectáculos de gran formato, pero con la crisis no se puede. Antes contábamos con textos de 14 actores, después empezaron a aparecer los de 2", añade.

A pesar de las dificultades, el director se muestra especialmente orgulloso de su constancia en escena. Alonso señala que la compañía ha logrado cumplir con el estreno de una pieza cada año, trabajando sobre dos líneas fundamentales: el montaje de obras tradicionales como Macbeth o Las bodas de Fígaro, y el trabajo con los actuales dramaturgos que hay en Galicia, entre los que se incluyen el propio director de Teatro do Noroeste.

Precisamente uno de sus últimos espectáculo, Estado de graza, es una pieza de su autoría. Con ella y la inauguración de una muestra sobre sus representaciones cerró ayer el grupo en el Colón su gira de este año, recordando sobre las tablas las secuelas sociales del franquismo a través del regreso a casa de Lola, una joven enviada a un reformatorio tras quedarse embarazada en la adolescencia. "Es una historia ambientada en el tardo-franquismo, un enfrentamiento intergeneracional entre una madre apegada a sus creencias y una hija que busca el cambio", cuenta Alonso, que ha querido capturar "el momento en el que dos generaciones consecutivas han están más distanciadas ideológicamente".

Los posos que la dictadura dejó en el modo de pensar de "la generación del franquismo", y el trato que se le daba a la mujer son otros de los protagonistas de la obra, que busca destapar "realidades que no se conocen y se deben conocer". "Cuando hay una transición, transitan cosas que deberían haberse quedado ahí. El franquismo quedó en la mente de algunas personas, y se impuso en la vida de otras", explica el autor, que critica que en el paso a la democracia se hiciese "como si no hubiese pasado nada".

Estado de graza cierra el ciclo de textos con el que Alonso retrata el franquismo, y que incluyen Imperial: café cantante, Glass city y Palabras malditas en la lista de representaciones de la compañía. Para el 2018, Teatro do Noroeste prepara ya un nuevo proyecto basado en piezas de Valle-Inclán, A avaricia, a luxuria e a morte, que se estrenará a mediados del año que viene.