El pianista Nani García lleva al terreno del jazz sus composiciones para teatro, cine y televisión en Cinematojazzía, su último trabajo discográfico. Junto al cuarteto Cimarrón y los músicos de su trío, Simón García y Miguel Cabana, el compositor interpretará su adaptación de las piezas esta noche en el Garufa, donde estará a partir de las 22.30 horas.

- En Cinematojazzía vuelca su trabajo en el terreno audiovisual, un área en la que siempre ha sido muy prolífico.

-Sí, llevo muchos años en ella, y he pasado por todo tipo de formatos. Empecé en el teatro y después pasé a la televisión. De hecho, la primera serie de la TVG la hice yo. Un poco más tarde, empecé con el cine.

- Ya lo había recogido en Música de cine 2000-2009 , ¿cómo ha variado el enfoque?

-Ese disco era una recopilación de obras de cine comprendida entre esos años, como una exposición. En este caso, lo que estoy haciendo son adaptaciones de esas melodías para ponerlas en el terreno del jazz, buscando estructuras que puedan ser improvisadas. Llegué a la conclusión de que podía acompañarlo de un cuarteto de cuerda, para que haya un vínculo entre el cine y el jazz. El trío representa el mundo del jazz y el cuarteto es el timbre con el que relaciono la música de cine.

- Con ellos, recoge piezas emblemáticas de la producción cultural gallega.

-Sí, algunas sí. Pratos Combinados, por ejemplo, batió todos los récords. Y De Profundis, fue significativa en su momento. Después hay piezas menos conocidas, como El Gran Sol o El Niño de Barro.

- Comenzó a hacer bandas sonoras en los 90. ¿Es un mundo muy distinto al de la música de autor?

-Sí. La música sigue siendo música, pero desde la estructura sí es distinta, sobre todo en la forma de hacerse. La del audiovisual es música de encargo, un relato requiere unas necesidades a cuyo servicio el músico tiene que poner sus habilidades. Y es más enrevesada.

- También dijo que era una música muy diferente a la del jazz, pero aquí los ha unido.

-Ese es el reto. Me vi obligado a moldear. Evidentemente va a sonar a jazz pero, al mismo tiempo, cuando escuchas el concierto, tiene muchas reminiscencias del mundo audiovisual, porque las melodías son de ese corte.

- Las ha adaptado para poder interpretarlas con su trío. En los 80 la formación le valió para renovar el panorama del jazz, ¿tiene la misma meta ahora?

-No, pocas metas me pongo a ese nivel [ríe]. Lo único que tengo es, como todo artista, una necesidad de comunicarme a través de mis recursos. Lo que intento es tratar de trasladar ese sentimiento a la gente e intentar poner mi discurso ahí. Yo, de hecho, hago un jazz muy indie, muy de autor. Me centro más en hacer algo que genero.

- ¿Hay mucho jazz indie hoy?

-Hay alguno. Yo creo que está en la base de casi todas las músicas. Intentar crear un leguaje nuevo es la ambición de todo artista, pero dejar una huella que prevalezca es complicado.

- Sobre todo en el panorama musical de hoy, ¿a qué problemas se enfrenta el jazz?

-Sus problemas tienen que ver con una política cultural bastante floja. Por ejemplo, en Galicia somos deficitarios económicamente en términos de copyright. No lo exportamos, lo consumimos. Eso no es buena señal, aunque cada vez se intenta producir más desde aquí y generar cultura consumida por otra gente.

- La música que usted produjo para Una mujer fantástica ha sido nominada al Oscar a mejor película en lengua extranjera. ¿Cómo ha recibido la noticia?

-Hombre, fue una alegría [risas]. Cuando trabajé con Sebastián Lelio no contaba con que esa película llegase a esos niveles. Lo que sí es cierto es que me encantó cuando la vi, y eso que todavía estaba en esqueleto. Me pareció que era una historia peculiar y muy bien contada.