Los cambios experimentados por el Carnaval coruñés protagonizan el libro de Xosé Alfeirán Choqueiros. Breve crónica histórica do Carnaval coruñés, que presentará este lunes a las 20.00 horas en el Circo de Artesanos. En la obra, el historiador narra el festejo hasta 1882, usando para su retrato el testimonio de sus protagonistas.

- ¿Qué ha descubierto en el pasado del Carnaval coruñés?

-La historia del Carnaval coruñés es muy desconocida. A medida que fui buscando fuentes, me di cuenta de que el Carnaval coruñés es una fiesta muy viva y que va cambiando con el tiempo. Por eso el libro está divido en varias fases: el Carnaval primitivo, el enchoupado y el gran Carnaval civilizado.

- ¿Qué los diferencia?

-En el primitivo, que va desde finales del XVIII a 1834, se lanzaban huevos y naranjas. Después aparece un nuevo Carnaval, el enchoupado, que va desde el 1834 a 1862. Se llama así porque uno de los elementos fundamentales es la batalla de agua que se realiza en las calles de la ciudad. En el civilizado (1862-1882) se abandona ese lanzamiento. Toda la ciudad decide cambiar el Carnaval y apostar por las comparsas y entronización del Momo.

- ¿Cómo ocurre ese cambio?

-El promotor es el alcalde, en este caso Abella, que hace un llamamiento a toda la ciudadanía a ser civilizada. Lo que hace es hablar con el capital general, los gremios de trabajadores, dueños de fábricas... Subvenciona a las sociedades obreras para que creen sus carrozas y mascaradas. De esa confluencia surge un carnaval civilizado en el que se recibe con un desfile a Momo, que entra en la ciudad y abre el periodo del carnaval. El Momo pasea por toda la ciudad y después se va a vivir al Circo de Artesanos, hasta el entierro de la sardina, cuando lo van a enterrar, pasando primero por el teatro para el sermón fúnebre que después da lugar al apropósito.

- Por lo que cuenta, da la sensación de que el carnaval ha ido de lo grotesco a lo trabajado.

-Sí, eso en el libro se ve reflejado. El Carnaval primero es más rural, con figuras grotescas. Ese Carnaval se va sofisticando. Pensamos que siempre fue igual, pero qué va, aquí cada 25 años cambia. Cada generación tiene el suyo.

- También los disfraces habrán cambiado.

-Muchísimo. El Carnaval primitivo es muy monótono en los disfraces. Solo está el choqueiro. A medida que se extiende por Europa el conocimiento del Carnaval veneciano, se van imitando esos disfraces. Son trajes para ir al baile, de modo que ahora hay que ir al sastre, para ir como un personaje histórico o de la comedia italiana. A partir de 1882 el Carnaval coruñés es dual, de choqueiros y burgués de mascarita.

- Los choqueiros permanecen a día de hoy, ¿cómo ha evolucionado esta figura?

-Al principio llevan máscaras hechas con piel de conejo, o con harina y huevo y andan con una vara, golpeando. Eso se cambia por gritos, o por lanzar objetos a medida que pasa el tiempo. En el XIX empieza a aparecer el que va disfrazado de determinado personaje, como el hombre que va de mujer.

- ¿Siempre se concentraron en Monte Alto?

-En los barrios populares siempre se mantuvo esa idea del choqueiro, pero lo había tanto en Monte Alto como en Santa Margarita. En Monte Alto pervive la tradición por una cuestión sociológica. Hay un orgullo de barrio que no lo hay en otros lugares. Por eso es normal que sea el núcleo de los choqueiros.

- ¿Cómo ve el Carnaval de ahora?

-El Carnaval es fruto de una confluencia: la iniciativa civil y las instituciones públicas, que o ayudan o lo prohíben. El coruñés ha perdido parte de su esplendor, pero su fuerza es que, siendo urbano, mantiene una figura popular como es el choqueiro y sus elementos esenciales. Cada año hay más bulla, así que seguro que la iniciativa ciudadana es capaz de crear un nuevo Carnaval.