Momo se vistió este año de demonio en el trono del Obelisco desde el que preside, desde ayer, la fiesta del Carnaval, pero su cara es la del concejal de Culturas, José Manuel Sande, quien en una mano lleva un tridente con el que ensarta una sardina y en la otra un cetro con la cabeza del alcalde, Xulio Ferreiro. "No se debe usar el derecho para juzgar el Carnaval", proclamó el pregón que abre la programación festiva, en alusión a la denuncia presentada el año pasado por la presidenta de la Asociación de Viudas de Lugo contra Sande por el cartel municipal de la fiesta, en el que aparecía un hombre ebrio y disfrazado de Papa.

"¿Quieren que en lugar de divertirnos recemos?", se preguntó Momo, quien a pesar de los cuernos y el rabo que luce manifestó: "Yo no quiero demonizar, quiero momonizar". En su pregón, hizo un repaso satírico de la actualidad y expresó el hartazgo social por la crisis política catalana o la corrupción, criticó los precios de la autopista gallega y de la gasolina a pesar de que la ciudad tenga una refinería, así como el papel de la Xunta ante los graves incendios forestales del año pasado.

A los pies del rey del Carnaval se apiñaban centenares de ciudadanos que escuchaban sus palabras, pero también las comparsas que participaron en el concurso de música y letra de este año. La ganadora del certamen, Pantaleón, cuyos componentes van disfrazados con indumentaria del siglo XVIII, fue la encargada de subir al escenario e interpretar las dos composiciones que le hicieron llevarse el primer premio, una dedicada a las elecciones políticas y otra sobre el propio Carnaval.

Pero en el Obelisco también estaban Monte Alto a Cien con su vestimenta tradicional, Amigos da Xoldra uniformados de legionarios, Os Maracos en forma de unidad de bomberos y los Kilomberos de Monte Alto con su amplia formación musical y trajes de inspiración mitológica.