Jazz, soul y rock de los 70. Ese es el ambiente en el que nos sumerge Somewhere, somehow, el tercer disco en solitario de Julián Maeso. El cantautor, que ha colaborado con músicos como M-Clan y Betty Harris, estará hoy en el Playa Club con su peculiar mezcla de estilos, que sonarán a partir de las 23.00 h de la mano de Son Estrella Galicia.

- One way ticket to Saturn relanzó su carrera, ¿este disco ha consolidado ese éxito?

-Para mí el éxito es levantarme, desayunar, comer, cenar y dormir bajo techo. Por los estilos que hago, en este país mi carrera es más una carrera de largo recorrido, que no voy a subir a las estrellas. Intento ofrecer una con sentido, no el éxito que nos venden los talent shows, en los que lo único que quieren las multinacionales es enriquecerse.

- ¿No aspira al éxito?

-Aspiro a hacer buena música. A haber dejado, cuando ya no esté aquí, por lo menos un buen poso de música de verdad, y no productos para vender un año.

- Dice que la gira de ese segundo disco tuvo un papel clave en este álbum, ¿es allí donde surgió?

-Más que en la gira? Yo generalmente compongo a diario. Esté donde esté, y haciendo lo que esté haciendo, me vienen melodías a la cabeza que voy grabando con el móvil. Cuando ya tengo 500 audios y el teléfono a punto de morir [se ríe], ya intento poner un poco de orden.

- ¿Terminó el disco siendo lo que pensaba, tras él?

-Sí que quedó reflejado lo que tenía en mente, pero soy muy crítico conmigo mismo. No sé si es que tengo el umbral de calidad muy alto, pero cuando acabo un disco siempre me parece una mierda [risas]. También porque creo que un álbum es el reflejo de cómo estás en ese momento musical o personal. Así que una cosa es pensar cómo quieres que suene, y otra es cómo suena ese reflejo.

- ¿Cómo es el de ahora?

-Estoy en una etapa de cambio a nivel musical. Cuando estás unos años haciendo lo mismo, es algo que te pide el cuerpo. Vamos a ver qué sale en el próximo, este lo veo como un álbum de tránsito.

- También es un álbum melancólico, como el primero.

-Porque yo soy bastante melancólico. No me hacen feliz muchas de las cosas que veo, y siempre se me ha dado mejor componer desde la tristeza que desde la alegría. Este es un reto que tengo ahora, componer un disco más animado.

- Algunos temas del disco, como It can't be true , reflejan esos problemas de los que habla.

-Creo que en los tres discos hay alusión a los problemas que la política genera, la política corrupta que tenemos en todo el mundo. Son reflejo de lo que escucho y de lo que veo. No puedo estar ahí diciendo: "Ay, qué bien estoy, con mi stratocaster colgada y la mujer a la que amo". Por eso digo que no busco tanto ser una estrella del rock como sí describir paisajes y situaciones que vivimos día a día.

- ¿Cuál es la de la música?

-La música es algo maravilloso, que enlaza directamente con los sentidos y que es muy bueno para el ser humano. Pero su problema radica en la llegada de la industria musical. Cuando una actividad se convierte en un negocio, llegan muchas aves rapaces. A veces es ridículo el esfuerzo que realiza un músico y el beneficio que obtiene. Y luego, cuando viene el verano, el 90% de los cabezas de cartel de los festivales grandes son para grupos extranjeros. ¿Cuándo hay una oportunidad para que un grupo pequeño pueda vivir de la música?

- Usted ha trabajado con artistas de fuera, y también con los de aquí. ¿Se encuentra más cómodo en su carrera en solitario?

-Llevar un grupo supone toda la responsabilidad, y cuando tocas con uno aportas tu parte de trabajo, pero delegas. En ambas situaciones he disfrutado mucho, y no descarto volver a ser parte de un grupo en el futuro. Me sirve para nutrirme de otras experiencias y coger energía para hacer temas nuevos.