Antón y Lola ya rozan la cuarentena. Ninguno ha formado una familia, está casado o tiene, siquiera, un poco de suerte en el amor. Acercándose al ecuador de su vida, la pareja alcanza a vislumbrar una madurez de fracasos en todos los objetivos que la sociedad aconseja para ser feliz en la otra mitad, y se lanza a una persecución desesperada del romance antes de que sea demasiado tarde. "Están buscando su última oportunidad en el amor, y todo va fatal", explica Pedro Brandariz, que se mete en el papel de Antón para subir a escena el laberinto de encuentros y desencuentros de la pieza Eu queríame casare.

La obra, dirigida por Marita Martínez Arcay, la representará el actor coruñés mañana a las 21.00 horas. Lo hará en el Fórum Metropolitano con la ayuda de Lucía Veiga, que interpretará a Lola en un texto que garantiza las carcajadas. "Es una comedia absoluta. La gente no para de reírse desde el minuto 0 hasta que termina, no hay casi tiempo para respirar", asegura Brandariz que, a pesar de estar acostumbrado a escribir sus propios guiones, delega en esta obra la tarea en José Prieto.

Ha sido el dramaturgo el que ha puesto en palabras la idea de los dos actores. Su trabajo ha supuesto para ellos un gran "salto profesional", al que se ha sumado el hecho de contar con una "dirección externa". "Un texto teatral ya le da mucho nivel. Contar con Marita también fue un éxito, porque tú desde dentro no percibes cómo lo está viendo el público. La dirección te da mucha más perspectiva", comenta el monologuista, que asegura que ve en su papel una versión "histriónica" de sí mismo.

Para Brandariz, el punto de partida de la comedia debe ser reírse de uno mismo. Es por ello por lo que no duda en afirmar que Prieto ha captado "muy bien el carácter" de los intérpretes de su pieza, que se basan en parte en su propia situación personal. "Estamos llegando a los 40 y en tema de relaciones no estamos muy asentados", bromea el actor, que se convierte en escena en un pseudo deportista de riesgo. Junto a él, Lucía Veiga se transforma en Lola, una amante de las coplas que se arranca a cantar sobre las tablas desde la Zarzaroma hasta el Ay, pena, penita, pena. "Lucía canta muy bien, y José Prieto le buscó esa característica. La gente le aplaude siempre que canta", dice el coruñés, que asegura que el público se sentirá muy identificado con lo que verá en escena.

El motivo no serán solo los enredos amorosos, sino también el contexto en el que se desarrollan. Brandariz y Veiga le ponen un toque de actualidad a Eu queríame casare al construir su trama dentro de una imitación de los programas televisivos dedicados a encontrar el amor, como es el caso de First Dates. "La relación amorosa va pasando por distintas etapas televisadas. Jugamos con programas muy reconocidos por la gente", comenta el monologuista, que tuvo que sumergirse en ellos para asimilar su "mecánica". "Busqué a los personajes más estrambóticos. Casi parecían un montaje", dice entre risas.

La experiencia le valió para reforzar la obra, en la que los protagonistas son de todo menos compatibles. Sus encuentros, sin embargo, se convierten en show, un asunto sobre el que la pieza hará reflexionar. "Las relaciones y la cotidianidad se están volviendo un espectáculo que, además, tiene audiencia. Es muy triste, porque no implica ningún talento", lamenta el monologuista que, aunque asegura que no se trata de un texto "con moraleja", sí que hay una "crítica a la esquizofrenia social actual". "Cuando tienes 30 o 40 años tienes que encauzar tu vida, tener una familia y una hipoteca. Si no, algo falla. Aquí se ve cómo la sociedad te lleva a tomar decisiones que no quieres, como encontrar a una media naranja, y que la soledad, si es escogida, es una opción".